Imagen: La generación de la amistad. Poetas saharauis. |
Poca gente lo sabe: en el Sáhara Occidental todavía se nombran en castellano objetos como 'cuchara', 'chaleco', 'jarro', 'sábana' o 'mesa'. Un recuerdo de la cotidianeidad de otro tiempo, cuando los territorios ocupados por Marruecos constituían la provincia española número 53.
En los campamentos de Tinduf en Argelia (un refugio para los saharauis abandonados por España en 1976), el castellano supone el recuerdo de una herida conservada por quienes han vivido más de medio siglo en el desierto. Pero una herida que refuerza la identidad cultural de un pueblo más allá de idiomas y fronteras.
Quizás sorprende el dato, pero entre las jaimas y en las aldeas del desierto se transmiten leyendas, cánticos y arraigo en castellano. Lo dice el poeta sharaui Liman Boisha: pocos pueblos tan generosos, aman la lengua de aquel que un día les traicionó. Existe literatura en castellano en África del norte y la conservan la Generación de la amistad, un grupo de poetas saharauis que escriben castellano: Liman Boisha (1972), Ali Salem Iselmu (1970), Bahia Mahmud Awah (1960), Zahra Hasnaui (1964), Sukeina Aali-Taleb Fernández (1975), entre otros.
No solo les une idioma, identidad y origen, sino el respeto y el deseo de dignificar su cultura. Aunque la mayoría de la generación vive en diferentes lugares de España, nacieron en el Sáhara Occidental cuando era colonia española, estudiaron en Cuba y regresaron a los campamentos de refugiados en Argelia.
Liman es uno de los poetas más aventajados de su generación y Ritos de jaima una obra de gran belleza que trasmite amor por una cultura nómada bajo el amparo simbólico de la jaima. Un amor que se trasmite a través del conocimiento de los ritos cotidianos. Poemas y explicaciones que permiten entender y por lo tanto valorar la forma de vida en los campamentos que que se basa en la importancia de la comunidad.
La 'gente del bismilah rahmani rahim'
Es la hora de la oración
y me descalzo.
detrás busco un lugar limpio,
y sobre la arena me postro,
y con arena purifico mis manos,
mi rostro,
mis antebrazos.
En el nombre de Dios,
me levanto y elevo mis manos
en señal de rendición,
dejo mi mente desnuda
y recito la sura de Al Fat-ha.
De improviso estoy frente a un rebaño,
invitado al pago de una deuda,
o converso con mi mujer sobre el próximo viaje.
¡Y qué ojos hacían el té al lado del pozo!
Pero ¿quién me distrae de la oración?
¿Es un yinn?...
Debe ser blis, sheitan, el infame, el provocador,
que enreda con sus deleites.
Es él quien fomenta las enfermedades,
arruina los pastos,
el que seca los pozos,
y envía sus oleadas de "gente del bismilah rahmani rahim
con tentaciones y pactos perversos.
En la plegaria consciente,
en las escrituras y en las plantas,
están los remedios
para neutralizar sus fechorías.
¡Qué ojos
hacian el té al lado del pozo!
Pero ¿quién me distrae?...
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