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domingo, 17 de agosto de 2014
El amhor, los orsinis y la muerte. Néstor Sánchez
El viaje no como crecimiento o ampliación de la existencia, sino como el final de algo: la ausencia (las ausencias) con las que se abre el libro: un prólogo que consiste en cuatro imágenes primarias y las ausencias.
En plural, porque los viajes son múltiples y en todos se pierde algo: el viaje al centro de la ciudad, el recuerdo del viaje a Lima, la marihuana, la música, la huida, la india y el viaje de la muerte o del que sabe que morirá. Lo otro son las imágenes asociadas que articulan un texto complejo que es una novela y a la vez otra cosa diferente: un estudio del lenguaje, o una puesta en practica de cómo a través del lenguaje nos apropiamos de la realidad o cómo una realidad determinada exige una realización léxica en un lenguaje que no existe.
La literatura como herramienta de conocimiento, de relación con el entorno, que plantea (propone o sugiere) otro modo de comprensión de un acontecimiento, porque seguramente a la primera (segunda o tercera) lectura de El amhor, los orsinis y la muerte el lector que busque historias no terminará de atar los hilos. Un libro complejo, repito, al menos desde cierto punto de vista, pero que al mismo tiempo solo "narra" unos acontecimientos sencillos. Pero entonces, ¿qué ocurre con este libro de Néstor Sánchez?
El libro nace del planteamiento profundo de alguien que creía firmemente en la imposible separación del arte y la vida y de alguien que quería agotar todos los caminos. De hecho, poco le quedaba por escribir a este bailarín de tango reconvertido en un perseguidor del conocimiento y de la inmortalidad. Él mismo lo dijo en alguna ocasión: nunca había escrito algo que no fuera autobiográfico.
Y así fue la propuesta literaria más radical que se ha planteado en castellano, eso sí, nadie se ha atrevido después a seguir su camino. Como la frase make me a mask, que se repite constantemente en la novela, si Baudelaire dijo que la naturaleza era un bosque de símbolos, la literatura es un disfraz que esconde la naturaleza "que posee una tendencia irremediable hacia lo decorativo, hacia el disfrazamiento interminable, hacia la eterna mascarada en la que vive". En este caso a través del lenguaje, que no podría asegurar si es un retorno a lo que las palabras escondían o una expresión de los escondido. Pero sí, el lenguaje es el protagonista: el modo en el que el lenguaje se relaciona con lo vivido: la experiencia.
Un ejemplo:
como si haber recibido desganado su pie de perfil con algo que escapaba de cuadro fuera no haber estado nunca del todo (nunca disponible) porque cada nueva vez algo escapaba de cuadro.
como si en última instancia eso representaba una prueba a favor, un síndrome invertido de la gambeta: mandarse mudar de su pie, de cuadro, del set, de los camarines algo penumbrosos inmediatos al set rumbo a su rancho californiano de Acapulco sobre un coche abierto y multado y una vez allí, con la cara paspada y fiel a cada uno de lso más insignificantes detalles, memorizar que termina de llegarse a toda velocidad en un coche abierto al sol del mediodía antes de quitarse con un unico ademán esa décima de saco sobre el hombro derecho, pedir un té achuchado y perplejo por la hora de pedirlo
con regusto a té y sin fósforos haberse internado sin mucha naturalidad a través de la gramilla del jardín en su espléndido rancho de acapulco hacia el único rincón sin césped solo y perplejo entre las tunas hasta que zumben las abejas y entonces tenderse poco a poco sobre la tierra resplandeciente: con loz brazos extendidos acostarse boca arriba y cerrar los ojos, cerrar por completo los ojos en medio de las abejas y comprender (distrayéndose de todo lo que nos distrae), con la respiración normal entre las tunas soleadas de Acapulco haberse sentido en condiciones de resolver, inmediatamente, el enigma del universo
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viernes, 18 de julio de 2014
Tao Te King. Lao Tse
Pocos textos tan sencillos en la historia de la humanidad. Por su simpleza, cualquiera infravaloraría el contenido que encierra la obra de Lao Tse... y por su ambigüedad se exagera, dando pié a que muchos puedan reinterpretarlo para aprovecharse de los demás y sacar un beneficio a su costa...
Hay quien dice que la teoría más simple es la verdadera (no es cierto) pero en este caso encontramos en el Libro de la Sabiduría de Lao Tse (pretencioso nombre occidental) una llave, una pieza perfecta como un círculo, un cuadrado o un triangulo, un motivo que nos permite construir un sistema a su alrededor... pero cuidado, una base verdadera no garantiza la pureza del sistema. Lo advierten los mismos taoístas: el Tao no es una filosofía, ni una religión, los monasterios y los gurús son mentira, si quieres conocer lo que es el taoísmo solamente hay una opción: leer el Tao Te King.
¿Pretende alguien conquistar el mundo y hacer lo que quiera con él?
No veo cómo podría tener éxito.
El mundo es un recipiente sagrado que
no puede ser manipulado ni dominado.
Manipularlo es estropearlo,
y dominarlo perderlo.
Comprender esta idea resulta desagradablemente prosaico si lo comparamos con la intuición taoista llena de poesía, sugerencias y ambigüedades: el texto de Lao Tse no son mandamientos que seguir para alcanzar la sabiduría, sino una invitación a descubrir por uno mismo la relación entre lo interior y lo exterior, la individualidad y el entorno: la conclusión es cierta y aplastante, simple por verdadera: nuestros actos tienen consecuencias, nosotros y el mundo que conocemos somos el resultado de acciones y fuerzas del pasado y al mismo tiempo somos acciones y fuerzas del pasado en el futuro: estamos inmersos en la cadena de consecuencias y nuestras acciones tienen repercusiones en nosotros mismos, en los demás y en el mundo que nos rodea. Ser Taoista es ser responsable con uno mismo, con los demás y con el entorno, por eso el "no-hacer", por eso "el regreso a lo primigenio", el "no dejar huella". Controlar las consecuencias de nuestras acciones es lo único posible, pero quizás para el occidental eso suponga tanta responsabilidad preferimos relegarlo al mundo de la excentricidad.
Sin salir más allá de tu puerta, puedes conocer los asuntos del mundo.
Sin espiar a través de las ventanas, puedes ver el Camino del Cielo.
Cuanto más lejos vas, menos conoces.
Así pues, el Sabio conoce sin viajar, ve sin mirar, y logra sin Actuar.
(...)
Aprender consiste en acumular conocimiento día a día;
la práctica del Tao consiste en reducirlo día a día.
Sigue reduciendo y reduciendo hasta alcanzar
el estado del no-hacer.
No-hagas, y sin embargo, nada queda sin hacer.
Para ganar el mundo, se debe renunciar a todo.
Si se tienen todavía intereses personales que servir,
nunca se será capaz de ganar el mundo.
Para quienes son conscientes de la necesidad de parar el progreso, ya en la antigüedad hablaban del rechazo de Lao Tse, quien nació anciano convertido en un mito, sobre la construcción de puentes, entendiéndolos como un atentado sobre la naturaleza, una ofensa al Tao. Y esto da que pensar que siempre hay alguien que va más allá y al final parece que todos son límites autoimpuestos para sentirnos cómodos, aunque esto sería otro tema...
Si Lao Tse, la persona física, existió o no eso no importa. Como Jesucristo o como Homero, existe el mito y existe también lo que dijeron que dijo. Tomando los relatos legendarios de su nacimiento, el sabio respiró por primera vez el aire de la aldea de Kiu-Yen 600 años antes de Jesucristo. Cuenta la tradición que su madre, también virgen por cierto, lo llevó en su vientre durante 80 años y que le dio a luz desde la axila izquierda, una vez que un rayo de luz se introdujo en su boca cuando descansaba bajo la sombra de un ciruelo.
Lao Tse el viejo, que nació con los cabellos blancos y el rostro arrugado, 90 años después se encontró con Confucio, quién fue a buscarle para entrevistarse con él y descubrir por sí mismo (la gran enseñanza del Tao) si lo que decían del gran sabio era cierto. Dijo de él: " al animal que corre por la tierra se le atrapa con una trampa, al pez que nada en las aguas se le pesca con una red, al pájaro que vuela por los cielos se le caza con una flecha, pero al dragón que se remonta por encima de las nubes yo no sé cómo atraparlo. Yo he visto a Lao Tse, él es como ese dragón". De nuevo repito, no importa si esta historia es real o falsa, ha pasado de generación en generación.
El libro que dicen que escribió este gran sabio es como lo que describe: inaprensible. La razón, la emoción y la intuición deben colaborar estrechamente para no perderse en sus palabras y aún así, estas tres herramientas no son suficientes para descubrir el misterio del Tao. Hace tiempo mi padre me aconsejó que no me definiera en negativo, es decir, por lo que no soy, pero en algunos casos parece el único modo de atrapar lo inaprensible: el Tao Te King no es un libro de religión, pero trasluce cierta religiosidad; no es un libro de ética, pero señala un camino moral; no es un libro de filosofía, pero es la única filosofía que encuentra una pequeña piedra de verdad; y no es un libro de poesía, pero todos sus pajes son bellos, armónicos, delicados y sugerentes. Es un libro lleno de contradicciones, pero a la vez es el texto de la humanidad más coherente, y en cierto sentido, es todo lo que uno quiera ver en él, pero también la manifestación de una verdad inconsciente, sencilla y aplastante, de un camino al que acercarse o del que alejarse, con la vaga sensación de que ese camino es uno mismo.
El gran Tao es universal como una corriente.
¿Cómo puede ser desviado a la derecha o a la izquierda?
Todas las criaturas dependen de él, y no niega nada a nadie.
Lleva a cabo su labor, pero no se la atribuye.
Todo los viste y alimenta, pero no enseñorea sobre nada:
Así, puede ser llamado "lo pequeño".
Todas las cosas retornan a él como a su hogar,
pero no se erige en su dueño:
Así, puede ser llamado "lo grande".
Precisamente porque no desea ser grande,
su grandeza se realiza plenamente.
Cuando se abandona lo aprendido, desaparecen las contrariedades.
¿Qué diferencia hay entre "eh" y oh"?
¿Qué distinción puede hacerse entre "bueno" y "malo"?
¿He de temer lo que los demás temen?
¡Vaya tremendo sin sentido!
Todo el mundo está alegre y sonriente, como si festejaran el sacrificio de un buey, como si subieran al Pabellón de la Primavera; tan sólo yo permanezco tranquilo e impasible, como un recién nacido que todavía no ha sonreído.
Sólo yo estoy desamparado, como quien no tiene hogar al que volver.
Todo el mundo vive en la abundancia:
sólo yo parezco no poseer nada.
¡qué loco soy!
Todos son brillantes, ¡Tan brillantes!
Sólo yo estoy oscuro, ¡Tan oscuro!
Todos son agudos, ¡Tan agudos!
Sólo yo estoy callado, ¡Tan callado!
Suave como el océano, son propósitos como las ráfagas del vendaval.
Todo el mundo está encauzado en lo suyo,
sólo yo permanezco obstinado y marginal.
Pero en lo que soy diferente a los demás
¡es en saber sustentarme del Tao!
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martes, 17 de junio de 2014
La extravagante cruzada de un castrado enamorado. Fernando Arrabal
Se podría analizar este libro como quien estudia a los poetas del siglo XI que desarrollaron los tópicos del Amor Cortés: un idealismo amoroso que se vuelve en contra del sujeto enamorado y limita la libertad de la persona amada, un amor que lo imposibilita.
Más o menos, todo en esta historia de amor sublimado encaja con los parámetros amorosos de los poetas provenzales:
- El origen cortesano de la Dama, que la obligaba a residir en un lugar físico determinado, corte señorial, castrum o burgo, y que la convierte en parte de la élite urbana, es para Arrabal un manicomio de incurables, del que nadie puede salir.
- La total sumisión del enamorado a la dama (por una transposición del amor de las relaciones sociales del feudalismo, el enamorado rinde vasallaje a su señora), es una de las características del narrador del relato: que se recrea en ese extraño y perturbador "sufrimiento gozoso" a pesar de el rechazo continuo de su amada...
- También aquí, para el narrador, la amada es siempre distante, admirable y un compendio de perfecciones físicas y morales. Si bien...
- El tópico del estado amoroso, por transposición a la imaginería religiosa, es una especie de estado de gracia que ennoblece a quien lo practica, se reproduce exactamente igual en la novela.
- Para los desarrolladores del Amor Cortés el enamorado puede llegar a la comunicación, con su inaccesible señora, después de una progresión de estados: suspirante (fenhedor, en occitano), suplicante (precador), oyente (entendedor) y amante (drut), pero el castrado narrador de esta novela (castrado en su valor simbólico) solamente llega en la práctica al grado Fenhedor, engañándose a sí mismo al entendedor y al drut, a través de una duplicación de su personalidad manifestada en otro de los protagonistas. Un lío.
- El Amor Cortés se trata, frecuentemente, de un amor adúltero. Por lo tanto, el poeta oculta el objeto de su amor sustituyendo el nombre de la amada por una palabra clave (senhal) o seudónimo poético. Aquí igual, en cierto sentido, al tratarse del amor de un médico psiquiatra por una de sus pacientes. En fin.
Pero en realidad, hay algo importante que aleja esta novela de los poetas corteses: la ironía (bueno hay muchas cosas más que la diferencian). Pero una rara ironía que en Arrabal roza lo real, lo verdadero, lo no irónico, como una manifestación forzada de un sentimiento profundo que la mayoría oculta y que al escritor no le importa incluso ridiculizarlo.
Esta novelilla de Arrabal es como un mal sueño, aunque tenga gracia, y ya dijo Freud que todos los personajes de un sueño son manifestaciones en del inconsciente. Aquí está bastante claro, eso sí, no sé si Arrabal lo decidió conscientemente o se dejó arrastrar por una serie de imágenes extravagantes y le salio esta historia.
Es verdad que en España lo posmoderno y rupturista queda siempre como un grito brusco y forzado y esta novelilla es también un ejemplo, que aunque tenga cierta profundidad, no deja de ser a ratos algo gracioso y a ratos algo aburrido. Eso sí, lo mejor son los epítetos románticos con los que el narrador apela a su amada: unos ejemplos:
Cecilia, mi firmamento de cabellos de oro
mi firmamento de encajes estremecidos
mi mariposa de menta y mirra
mi paraíso nacarino
mi torrente de perlas
mi mar de madréporas
mi perfume exasperado
mi retazo estremecedor del paraíso
mi pajarito de las islas
mi éxtasis sin fin
mi nostalgia estremecedora,
mi purísima azucena
mi horizonte profético
mi cítara celeste
mi espejismo vertiginoso (quizás el mejor, ¿no?)
mi mar inmóvil
mi incurable predilecta
mi sustancia amorosa
mi novia predestinada
mi camino de jazmín
mi cielo de invierno
mi aureola de diademas
mi licor de juventud
mi gaviota hospitalaria
mi campanita de eternidad
mi media noche infinita
mi reina de noviembre
mi guirnalda de nostalgias
mi dote acicalada
mi porvenir de bolillo
mi cáliz de serenidad
mi ferviente primavera
mi inviolable misterio
Y bueno, esto es solamente un resumen. Es infinito.
domingo, 1 de junio de 2014
Paradiso (II). José Lezama Lima.
La transformación de la experiencia en símbolo (imagen, epopeya, drama, poesía) convierte lo real en algo más verdadero ya que no está sujeto a la objetividad ni a la percepción. Algo más sencillo y a la vez profundo. El proceso creativo del narrador o del poeta consiste en la alquimia que hace de lo vivido, sentido o percibido, una realidad, no simplemente referencial, que para algunos es mentira y para otros algo más real que lo real.
Toda la narrativa lo hace, pero solo Lezama Lima lo convirtió en el objetivo, no de su obra, sino de su vida: transformar la cotidianidad en epopeya por medio de un esfuerzo intelectual, dotándola así de un valor universal y aprehensivo del mundo. Es decir, el escritor como un ser consciente de que la literatura es tan verdad como los sueños. Es decir, que la literatura (el arte) se entiende como una de las formas de las que dispone el ser humano para comprender y apropiarse del mundo, igual que la ciencia o la filosofía.
Y si la ciencia tiene el método científico y la filosofía la hermenéutica, el arte tiene la metáfora (el símbolo, la imagen) como herramienta, no alegórica, sino disquisitiva. A través de la metáfora el ser humano despierta a otro estado de las cosas, y el escritor (el artista) como un mago o un alquimista debe convertir la realidad en otras realidades, es decir, cambiar lo experimentado a lo imaginado.
Una segunda lectura de la novela de Lezama abre la puerta de lo esotérico, no como oscurantismo precisamente, sino como la vuelta al conjuro cavernario y al ritual, al ceremonial del ser humano primitivo que pintaba en las paredes con el mismo objetivo con el que Lezama recupera y reinventa su pasado, con el mismo sentido con el que cualquier artista se pone manos a la obra.
No es Paradiso una novela oscura. Es un texto complejo, como la teoría de la relatividad o el Tractatus de Wittgenstein, porque su objetivo es el mismo que el de estos dos textos, aunque su modo de aproximarse a los límites de lo conocido es totalmente diferente: no desde la ciencia ni la filosofía analítica, sino desde la intuición: Paradiso pretende hacer visible lo invisible, lo que existe pero no puede nombrarse, lo oculto ponerlo de manifiesto, como las estrellas Pléyades, que solamente pueden observarse de reojo.
En cuanto al lenguaje, a Lezama, por barroco, le comparaban con Góngora (otro que quiso apresar el entorno con las palabras) pero el escritor cubano siempre siempre quiso señalar la distancia que los separaba: Góngora quería complicar lo sencillo, Lezama simplificar lo complejo, y sus herramientas eran la metáfora, la magia y el esoterismo.
La obra de Lezama es un todo cíclico que se retroalimenta, que nace en la poesía, se autodisecciona en sus artículos, para después, de la narrativa (Paradiso) diluirse de nuevo en poesía. Leer sus poemas ayudan a entrar en Paradiso, leer Paradiso aclara la encriptación de algunos de sus artículos y así infinitamente cualquier lector podría perderse en sus escritos, que nunca terminan.
Dijo Lezama (no en Paradiso):
Un sistema poético del mundo puede remplazar a la religión, se constituye en religión... si la metáfora como fragmento y la imagen como incesante evaporación logran establecer las coordenadas entre su absurdo y su gravitación, tendríamos el nuevo sistema poético, es decir, la más segura marcha hacia la religiosidad de un cuerpo que restituye y se abandona a su misterio.El que logre disolver, decía un experimientalista como el Canciller Bacon, que no podía olvidar la alquimia, la mirra en la sangre, vencerá al tiempo si la poesía logra disolver la mirra, es decir, la alabanza, en la circunstancialidad de la sangre, el espíritu renacerá de nuevo en la alegría creada.
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jueves, 22 de mayo de 2014
Fragmentos. Heráclito
Puede que el poder de los textos que se le atribuyen a Heráclito resida precisamente en que, en realidad, no fueron dichos por nadie. Quizás podrían expresar lo que interesadamente ciertos autores querían que Heráclito hubiera dicho. Nunca directamente lo que ellos querían, como si un segundo nivel de abstracción les obligara a salirse de si mismos y al pensar como otro llegaran a un lugar mental en el que se sentían completamente libres para expresar aquello que de verdad sentían: la consciencia colectica. Si no, no se explica la profundidad y relevancia de muchos de sus fragmentos. Eso, o que su ambigüedad y su simbolismo les permiten atarse a cualquier lazo.
Los tres factores claves del pensamiento de Heráclito (antigüedad, fragmentación y misticismo) funcionan al mismo tiempo como única llave que permite su comprensión y, paradójicamente lo enturbian y nos alejan de su verdadero significado. Supone Heráclito el inicio de la cultura occidental, pero al mismo tiempo es la unión con la filosofía y la mística de los textos de oriente: la discordia y el cambio y el fluir constantes. Y su simbolismo: el fuego.
Los filósofos primitivos reflexionaban a base de una experiencia directa, ingenua y sincera. Cada uno de ellos buscaba expresar en un elemento de la naturaleza un principio organizador. El agua y el río captaron el interés de Heraclito, pero la muerte y la resurrección, el dejar de ser en el continuo, se expresan mejor con el fuego: la transformación de la materia en luz y humo, para explicar la fluidez continua de las cosas.
Y la armonía de los contrarios, la tensión como representación de la vida y no como problema que necesita ser resuelto. La negación de la uniformidad en una continua lucha dialéctica en la que lo opuesto se convierte en su contrario continua y sucesivamente. Y no es una visión del mundo, es un acercamiento sincero a través de la experiencia...
Dice Heraclito:
Lo contrario se pone de acuerdo; y de lo diverso la más hermosa armonía, pues todas las cosas se originan en la discordia.
¿Cómo puede uno ponerse a salvo de aquello que jamás desaparece?
Muchos no lo comprenden, aunque se encuentren con ello, ni lo entienden, cuando lo aprenden; pero se imaginan comprenderlo.
Muerte es todo lo que vemos estando despiertos; más lo que vemos estando dormidos es sueño.
El hombre prende una luz para sí mismo durante la noche, cuando ha muerto, pero todavía vive. El soñador, cuya visión ha sido suprimida, ilumina desde la muerte; el que está despierto, ilumina desde el ensueño.
Este mundo, que es el mismo para todos, no lo hizo ningún dios o ningún hombre; sino que fue siempre es ahora y será fuego siempre viviente, que se prende y se apaga medidamente.
La sabiduría es una sola: conocer la razón por la cual todas las cosas son dirigidas por todas.
Entramos y no entramos en los mismos ríos; somos y no somos.
Los hombres ignoran que lo divergente está de acuerdo consigo mismo. Es una armonía de tensiones opuestas, como la del arco y la lira.
El camino hacia lo alto y el camino hacia lo bajo es uno y el mismo.
Es siempre uno y lo mismo en nosotros, lo vivo y lo muerto, lo despierto y lo dormido, lo joven y lo anciano. lo primero se transforma en lo segundo y lo segundo en lo primero.
Homero es un astrólogo.
Lo frío se calienta, lo cálido se enfría, lo húmedo se seca, lo seco se humedece...
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viernes, 31 de enero de 2014
Siberia Blues. Néstor Sanchez.
Cada párrafo de este libro podría ser un poema en prosa perfecto, un poema complejo, como una espiral en la consciencia a través del estilo y de las palabra. Pero es una novela como un gran poema o una gran espiral. Un texto en castellano asombroso y curiosamente casi desconocido, a pesar de haber sido señalado su autor como el mejor escritor argentino de su generación (años sesenta) por Córtazar, que consiguió que Editoral Sudamericana le publicase sus primeras novelas.
Entre Lezama Lima y James Joyce, Siberia Blues es una recuperación del pasado, una actualización de las imágenes que perduran en el archivo mental de cada persona y que se regeneran de un modo distinto con cada vivencia. Bien podría ser la acción de esta novela un hombre recordando, de nuevo, no en el orden en el que ocurrieron las cosas, sino en el orden en el que se presentan en el presente como imágenes mentales desencajadas.
En este sentido, el autor no ordena las imágenes para ofrecer al lector un mundo completo, cerrado y ordenado (lo único que puede hacer es dejarse llevar y disfrutar) sino que sirven para resituar al narrador, al poeta, construyendo no una narración, sino un espacio, físico y mental, y un espacio, además, que cambia a medida que avanza el tiempo y es recordado.
También es un ejercicio de estilo extremo y aquí radica la verdadera importancia de Siberia Blues, en cómo el estilo se transforma en emoción. Quisiera que se entienda bien, no un alarde de virtuosismo técnico académico, sino todo lo contrario: literatura sin limites, absolutamente libre. Pero literatura: palabras insertas en frases conscientes de sí mismas que tienen un significado literal pero al mismo tiempo sugerencias subjetivas ilimitadas. Frases no que describen imágenes, sino que surgen de ellas como las hojas en un árbol.
Leer este libro casi desconocido es una maravilla, primero, por ser uno de los textos artísticos más interesantes del castellano en los últimos años; segundo, porque al leer la novela uno tiene la impresión de ser la única persona en el mundo que la está leyendo, como descubrir un barco español naufragado con un tesoro y saber que vas a ser rico.
Siendo sincero, la novela la he tenido que leer dos veces seguidas y aún así no he terminado de entender "lo que pasa", en cambio, sí lo que cuenta... Por ejemplo, el primer párrafo. Perfecto:
Empieza con una carga algo repentina de brigada en desuso, de guitarreos viudos hace miles de años: cuarto de siglo más tarde se hace extranjera pero nostálgica referencia a los bajos entonces mal iluminados de Villa Urquiza, en particular la franja urbana sin acceso posible para nadie que no hubiera nacido en la franja y donde la legendaria barra de Tomasol, la que defendía el criterio de frontera, mantuvo a cualquier precio el fuego sagrado del ocio: todo esfuerzo embrutece, toda tentativa para incorporarse a la caravana del sudor se relaciona con el resto de la ciudad marmota, inminente, sacudida por el hollín y los despertadores.
Normal que a Cortázar le gustase...
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miércoles, 1 de enero de 2014
El hombre unidimensional. Herbert Marcuse.
Desde un punto de vista postmarxista, El hombre unidimiensional trata de indagar en las nuevas formas de control del capitalismo, evolucionado en sociedad de consumo. El obrero ya no es la única víctima frente a la burguesía, sino el ciudadano en general, obligado y convencido a vivir en un mundo privado de sí mismo y de su libertad, sin saberlo, que Marcuse define como un mundo unidimensional.
El pensamiento de Marcuse, que convendría tener en cuenta hoy día, se basa en dos hipótesis aparentemente contradictorias. Por un lado, la creencia de que la sociedad industrial avanzada es capaz de reprimir todo cambio cualitativo, asumiéndolo y convirtiéndolo en parte de su historia. Por otro lado, la creencia firme de que en esta sociedad existen fuerzas, aún dormidas, capaces de poner fin a la represión instintiva que se esconde detrás de la seudodemocracia capitalista. Una idea que cambia totalmente el tablero del juego revolucionario.
Especial interés para mi tiene el tercer capítulo del libro, La conquista de la consciencia desgraciada: una desublimación represiva, en el que se habla sobre cómo las manifestaciones artísticas presentaban tradicionalmente una forma de superación del sistema, y de afrenta y cómo el sistema las asimila, hoy, convirtiéndolas en clásicas y privándolas de su verdadero fuego y al mismo tiempo que trata de convertir toda forma artística contemporánea en un mero entretenimiento o en algo decorativo. Muy a tener en cuenta, por cierto, aunque yo no sepa explicarlo bien.
Si estuviéramos en los sesenta seguro ligaría algo, porque mi ejemplar está muy subrayado. Primero por mi tío, que en su humilde búsqueda de sabiduría se aproximó temeroso a Marcuse con un lápiz azul (de acuerdo) y uno rojo (no de acuerdo). Afortunadamente predomina el azul.
Os dejo algunas de las cosas que mi tío subrayó en rojo: nada. Otra cosa a tener en cuenta.
lunes, 9 de diciembre de 2013
Alcoholes. Guillaume Apollinaire.
Casi inaugurando oficialmente las vanguardias, Alcoholes es el libro de poemas con más unidad que he leído nunca. A pesar del automatismo y su ruptura pre-surrealista, simplemente, repitiéndo versos y palabras en diferentes poemas engarzados como en una película de Fellini, consigue la impresión de que cada poema necesita de los demás para completarse, al igual que cada imagen que plantea Guillaume necesita de las demás para adquirir un valor más amplio.
De todas formas esto tampoco importa mucho. Alcoholes es uno de mis libros preferidos, de los que leo y releo, por muchos motivos. Por sus aspectos plásticos y formales ("informales", más bien) y por otras razones emocionales que me resultaría complicado explicar. Sinceramente, porque las relaciones que plantea, siempre juguetonas, me sorprenden y me hacen llegar a un lugar nuevo en el que no había estado antes. Un lugar donde se ven las cosas de otra manera, como un primer plano de alguien deslumbrado por una luz brillante que intenta comprender quién le ilumina.
Guillaume es un poeta contradictorio que maneja las complicaciones como los taoístas, con el juego y el humor. Para él la poesía en una búsqueda constante de la belleza, símbolo de la perfección y lo absoluto, aunque siempre acabe expresando "el no poder alcanzarlo" como cauce a la expresión de la sensibilidad, del mundo de las emociones y el terreno del inconsciente individual y colectivo.
Quizás vivamos una época similar al momento en el que se escribió Alcoholes: una época de crisis que precedió a la primera guerra mundial. Guillaume nada como un delfín en los momentos de tensión. Incapaz de utilizar el método de análisis, procedía siempre por intuición y se dejaba guiar por su gran imaginación poética, por su capacidad de establecer relaciones entre ideas y cosas aparentemente dispares, siempre desde el simbolismo de la imagen y sus matices.
Muchos consideran intolerable su actitud entusiasta y evasiva ante el conflicto de su época y mucho menos el modo en le que disfrutó la guerra. Pero bueno, cuando todo está patas arriba quizás solo pueda uno sentarse y disfrutar del espectáculo, como en el final de Zorba el griego, cuando después de toda esa catástrofe solo pueden reírse por lo increíblemente mal que lo han hecho.
La gitana
La gitana profetizó que nuestras vidas
se hallaban trabadas por las noches.
Nos despedimos de ella y después
de ese pozo surgió la esperanza.
El amor torpe como un oso domesticado
bailó cuando se lo ordenamos
y el ave azul perdió sus plumas
y los pordioseros sus avemarías.
Sabemos que nos condenamos
pero la esperanza de amar por el camino
nos hace pensar cogidos de la mano
en lo que predijo la gitana.
Aunque mi poema es Zona, pero es muy largo..
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martes, 12 de noviembre de 2013
Los mejores cuentos. Guy de Maupassant.
Se llama Los mejores cuentos esta recopilación de Alianza Editorial. Pero no lo son, faltan algunos... se han olvidado de incluir... ¡los mejores precisamente! Los cuentos en los que podemos ver como la mente de Maupassant se descompone y como el mismo escritor se da cuenta, aterrado, de lo que le sucede.
Maupassant es un escritor que se pierde entre dos categorías literarias: más sutil y profundo que la literatura de género en la que se le sitúa algunas veces (la literatura de terror) y algo cojo en otras ocasiones como para incluirlo en lo que los críticos más clasistas llaman "gran literatura", aunque se olvidan de que todos los escritores cojean...
Escribió dos tipos de cuentos: relatos costumbristas de más o menos calidad como 'bola de sebo', 'Un drama verdadero' o 'Encuentro' que contienen todas las características del género, pero que podrían haber sido escritos por cualquier otro escritor; y otro tipo de cuentos que plantean una duda razonable sobre dónde están y que supone para nosotros los límites de la percepción.
Con esto me refiero a lo que se conocen como sus cuentos de terror, especialmente sórdidos y lúgubres: enfermos.
No es Maupassant, precisamente, un escritor que inventa en frío relatos para asustar al pueblo y escandalizar a la burguesía, sino un artista que expresa su angustia en presente, sin ironía ni censura. Como explica el estudiosos de lo fantástico Louis Vax: el terror que expresan sus cuentos es exclusivamente personal y nace en su mente enferma como presagio de su próxima desintegración. Sus cuentos de miedo, expresan de algún modo la protesta desesperada de un hombre que siente como su razón se desintegra.
Y es justamente la razón sobre lo que se basa la sociedad moderna, lo que nos une y nos integra: perderla es quedarse solo y excluido.
En este sentido es el relato 'El horla' es suficiente como para que los críticos incluyan a Mauppassant en "la gran literatura". No podría yo encontrar mejores palabras para explicarlo (y seguramente en la explicación se pierdan algo) pero, como dice Louis Vax "hay -en 'El horla'- al principio una inquietud interior, luego manifestaciones sobrenaturales reveladas solo a la víctima, por último, también el mundo que la rodea es alcanzado por sus visiones. La enfermedad del alma se convierte en putrefacción del cosmos...
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martes, 29 de octubre de 2013
La posmodernidad. Edición a cargo de Hal Foster.
El posmodernismo es una teoría que plantea el fin de la edad moderna, es decir, del proyecto social que nace con Descartes y Newton y la Ilustración y que para muchos sociólogos muestra sus primeros rasgos de agotamiento en los años sesenta del siglo veinte, justo cuando la sociedad de consumo comienza a mostrar su cara más agresiva...
Si era a través de la razón como la sociedad moderna se relacionaba con el entorno, "pienso, luego existo", parece que para los nacidos en los ochenta habría que cambiar la frase por "siento, luego existo". Lo sensacional (rechazo a la profundidad y defensa de la percepción superficial), el individualismo sometido a la comunidad y la necesidad de permanecer en contacto, rasgos posmodernistas, son los requisitos para que la sociedad de consumo germine y haga con el ciudadano lo que quiera. El joven posmoderno es rupturista, pero la sociedad posmoderna es, también, la criatura del capitalismo, su hijo. Víctima y vulnerable.
Con defensores y descontentos y con gente que parece no darse cuenta, el cambio está ocurriendo ahora mismo en occidente: la ruptura es cada vez más evidente. El rechazo al relato de la edad moderna también. Lo que este cambio produzca nos sorprenderá (para bien y para mal) a todos, porque lo único claro es que no será como nosotros queramos que sea.
Este libro, La posmodernidad, recoge varios artículos de pensadores como Habermas o Baudrillard, entre otros, donde reflexionan críticamente sobre distintos aspectos relacionados con esta ruptura y sus consecuencias sociales y culturales, que tienden a derivar en un nuevo modo esquizofrénico de espacio y tiempo, frente al modo único y retrógado de la modernidad.
En su articulo La modernidad: un proyecto incompleto, Habermas, plantea precisamente lo contrario: una modernidad que ha completado un círculo. En cierto sentido, una modernidad cuyas propuestas, el individualismo, el proyecto personal independiente supeditado al proyecto social, generaba las bases sobre las que se desarrollaría su enemigo, el posmodernismo, la duda sobre el relato único y el ciudadano liberado de está única verdad.
Incluso en el terreno artístico, el divertido intento de alagar la modernidad, las vanguardias, también se agotó. Como dice Habermas: "quien se considere vanguardista puede leer su propia sentencia de muerte".
Por otro lado, decíamos que la posmodernidad supone una ruptura, y en este sentido el posmodernimo más importante cual será sino el feminismo, entendido como crítica radical de los discursos dominantes del hombre moderno.
En El discurso de los otros: las feministas y el posmodernismo Craig owens, propone el feminismo como un acontecimiento político y epistemológico que plantea el fin de la modernidad. Político porque desafía el orden de la sociedad patriarcal, epistemológico, porque pone en tela de juicio la estructura de sus representaciones.
Incluso en el terreno artístico, el divertido intento de alagar la modernidad, las vanguardias, también se agotó. Como dice Habermas: "quien se considere vanguardista puede leer su propia sentencia de muerte".
Por otro lado, decíamos que la posmodernidad supone una ruptura, y en este sentido el posmodernimo más importante cual será sino el feminismo, entendido como crítica radical de los discursos dominantes del hombre moderno.
En El discurso de los otros: las feministas y el posmodernismo Craig owens, propone el feminismo como un acontecimiento político y epistemológico que plantea el fin de la modernidad. Político porque desafía el orden de la sociedad patriarcal, epistemológico, porque pone en tela de juicio la estructura de sus representaciones.
Lo cierto es que el advenimiento de la posmodernidad señala una crisis en la función legitimadora de la narrativa, en su habilidad para obtener consenso a través de la cultura. Porque ¿qué función tuvieron esas narraciones si no fue la de legitimar la misión que se adjudicó el hombre occidental de transformar el planeta a su propia imagen?
En Postmodernisdad y sociedad de consumo, Frederic Jameson plantea una pregunta interesante para todos los artistas y sobre todo, los escritores. Si la muerte del sujeto es un hecho, el fin del individualismo como tal casi una amenaza, si la experiencia y la ideológica del yo único está terminada, agotada, entonces ya no está claro qué se suponen que hacen los artistas y escritores del presente periodo. Picasso, Proust y Eliot ya no funcionan puesto que ya nadie tiene esa clase de mundo y estilo único, privado que expresar o enriquecer.
Esto no es tan trágico en realidad. Puede ser peligroso ya que el capitalismo y la sociedad de consumo potencian las características más alienables del posmodernista... pero en este sentido, el arte contemporáneo y la sociedad posmoderna serán un arte y una sociedad de una nueva manera. Y la revolución, cuando llegue de verdad, lo será para todos; más aún, esto significa que uno de sus mensajes esenciales implicará el necesario fracaso del arte y la estética, el fracaso constante de lo nuevo.
Esto no es tan trágico en realidad. Puede ser peligroso ya que el capitalismo y la sociedad de consumo potencian las características más alienables del posmodernista... pero en este sentido, el arte contemporáneo y la sociedad posmoderna serán un arte y una sociedad de una nueva manera. Y la revolución, cuando llegue de verdad, lo será para todos; más aún, esto significa que uno de sus mensajes esenciales implicará el necesario fracaso del arte y la estética, el fracaso constante de lo nuevo.
sábado, 5 de octubre de 2013
Anábasis. Saint-John Perse.
Perse era demasiado culto, demasiado universal para ser un poeta corriente. Todo tenía importancia para él: el conocimiento de la flora antillana, el Derecho Romano o las ultimas estadísticas macro-económicas. Pero su sabiduría no la encontró en los libros, precisamente. Su formación fue algo más profunda y directa: la experiencia personal, los viajes y la curiosidad.
Perse sentía una extraña fobia por los libros. Cuentan que cuando en 1899 su familia se trasladó desde la Guadalupe a Francia, durante la operación de carga y descarga en el puerto Pointe-á-Pitre, los nueve enormes cajones recubiertos de zinc que contenían la esperada biblioteca familiar cayeron y se hundieron en el agua. La compañía de seguros ordenó rescatar los cajones pensando que el embalaje metálico protegería el cargamento, pero cuando las cajas llegaron a su destino y las descargaron en el patio de la residencia de los Perse, parece ser que despedían tal olor que tuvieron que llamar a los bomberos. Una masa informe en plena fermentación. De toda la biblioteca solo se salvó la primera página de Las Flores del Mal de Baudelaire. Fue tanta la tristeza que el poeta vio en la cara de su padre que desde entonces siempre desconfió de los libros.
Aún así, demasiado sabio Perse, aunque él mismo definía su sabiduría como "hostilidad a la cultura".
Por algo la obra de Perse flota en la historia sin precedentes claros, fuera de la corriente de la poesía contemporánea, más cerca incluso de la Iliada que de la Odisea.
Poesía hermética y totalizadora al mismo tiempo. Es curioso que muy alejado de las intenciones rupturistas de los "ismos" que dominaban la poética de su época, el mismo Andre Breton quería sumarlo a las filas del surealismo. No obstante, Anabásis es casi un viaje al interior de la conciencia colectiva en un periodo imaginado de fundación de las sociedades.
"El poeta -dice Perse- tiene el perfecto derecho, e incluso el deber, de ir a explorar los más oscuros dominios; pero cuánto más lejos va en esta dirección, más debe emplear medios de expresión concretos. Cuanto más lejos penetra en el dominio irracional o místico, más obligado está a expresarse por medios reales, incluso extraídos de su vida experimental. Tened los pies en el suelo y construid con todo eso una obra fuera del tiempo, fuera del lugar, edificada en esta re-creación".
Puede también que este complejo poema que nos traemos entre manos, publicado en 1942, sea uno de los poemas claves del siglo XX. Sin duda uno de los que mas influencia han ejercido posteriormente, sobre todo en la poesía anglosajona a través de Eliot. Valgan algunos de sus admiradores: el mismo Eliot, Walter Benjamin, Valery, Proust, Gide, Apollinaire, Rilke, Breton, entre otros...
El término que da titulo al libro no tiene nada que ver con el otro Anábasis del historiador griego Jenofonte. Etimológicamente Anábasis significa "expedición hacia el interior" y también "ir en silla de montar". Un doble significado que expresa los dos contenidos esenciales del poema: el viaje interior hacia el conocimiento y la concepción del ser humano como extranjero eterno.
Solo una vez se refirió Perse al poema en prensa fue en 1960 y dijo: "Anábasis tiene por objeto el poema de la soledad en la acción. Tanto la acción entre los hombres como la acción del espíritu hacia el otro y hacia mí mismo. Yo quise hacer la síntesis, no pasiva sino activa, de los recursos humanos. Pero no se trata en poesía de temas psicológicos por medios abstractos. Fue preciso "ilustrar": es el poema más cargado de concreto...". El poema épico contemporáneo.
(La traducción de la edición de Visor deja mucho que desear o quizás es que este poema no puede traducirse. En fin, si podéis leerlo en Francés.)
III
El hombre sale a la cosecha de cebada. No sé qué habló tan fuerte sobre mi techo. Y he aquí que estos reyes se han sentado en mi puerta. Y el embajador come en la mesa de los reyes. (¡Que mi grano les alimente!) El verificador de pesas y medidas desciende por los ríos enfáticos con toda clase de restos de insectos. Y de briznas de paja en las barbas.
¡Bien! ¡Nos dejas perplejos, Sol! ¡Nos has dicho tales mentiras! ¡Instigador de problemas, de discordias! Repleto de insultos y de escándalos ¡Oh, sedicioso, haz estallar la almendra de mi ojo! Mi corazón pía de alegría bajo las magnificencia de la cal. Canta el pájaro: "¡Oh, vejez...!", ¡por sus lechos van los ríos como gritos de mujer y este mundo es más bello que una piel de morrueco pintada en rojo!
¡Más amplia la historia de esa hojarrasca en nuestro muros, y el agua más pura que en los sueños, gracias, gracias le sean dadas por no ser un ensueño! Mi alma está plena de mentira, como el mar fuerte y ágil bajo la vocación de la elocuencia. El olor poderosos me rodea, Y la duda se eleva sobre la realidad de las cosas. Pero si un hombre tiene por agradable su tristeza ¡que lo exhiban de día y mi opinión es que lo maten, si no habrá una sedición.
Mejor dicho: te advertimos, Retórico, sobre nuestras ventajas incalculables. ¡Los mares culpables en los estrechos no han conocido juez más riguroso! Y el hombre entusiasmado con un vino, llevando su corazón zumbador y feroz como un pastel de moscas negras, se pone a musitar: "... rosas, purpúrea delicia: la vasta tierra de mi deseo, ¿quién establecerá los límites esta noche...?" Y un tal, hijo de tal, hombre pobre, llega al poder de los signos y los sueños.
"Trazad rutas por donde habrán de irse las gentes de toda raza, mostrando ese color amarillo del calcañal: los príncipes, los ministros, los capitanes de voces amigdalianas; aquellos que hicieron grandes cosas, y aquellos que ven en sueños esto o lo otro... El sacerdote ha presentado sus leyes contra el gusto de las mujeres por las bestias. El gramático escoge el lugar de sus disputas al aire libre. El sastre cuelga de un viejo árbol un traje nuevo de bello terciopelo. Y el hombre aquejado de gonorrea lava su ropa en el agua pura. Hacen quemar la hez del enfermizo y su tufo llega al remero en su barco, un olor que le deleita".
El hombre sale a la cosecha de la cebada. El olor poderoso me rodea, y el agua más pura que en Jabal tiene rumor de otro tiempo... En el más largo día del año calvo, elogiando la tierra bajo el herbaje, yo no sé quién ha seguido tan estrechamente mis pasos. Y los muertos bajo la arena y la orina y la sal de la tierra son ya como cascabillo cuyo grano fue arrojado a los pájaros. Y mi alma, mi alma vela ostentosa a las puertas de la muerte...
- Más dí al príncipe que calle: ¡clavado en la lanza, entre nosotros, este cráneo de caballo!
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