La crítica literaria de Uruguay no se reconcilió con Armonía Somers hasta la década de los sesenta. Para entonces, habían aprendido a valorar lo que la generación de escritores del 45 rechazaba: el conflicto que Somers plantea sobre la referencialidad del lenguaje, la ruptura del tiempo y la realidad fragmentada. Es decir, el carácter experimental de su obra.
Desde el título de esta novela (que juega con la pura catalogación nominal), Un retrato para Dickens, (irónicamente frío y descriptivo como un ejercicio de estilo, pero cargado de connotaciones) Armonía Somers plantea la idea de un proyecto social, cultural y emocional que se rompe: el reflejo del mundo proyectado por la novela.
La ruptura irónica, crítica y premeditada del orden realista implica el desmoronamiento de la retórica decimonónica entendido como expresión de un universo físico y de significaciones susceptible de una lectura ordenada, lineal y completa, que expresa la posibilidad de comprender el mundo a través de la razón. Ruptura, crisis, una herida incurable en la pantalla en la que se proyectaba el mundo, imagen fragmentada, irónica, reflexiva y atrayente, cuyo haz de significaciones posibles se construye y se completa al avanzar cada página como un laberinto de perspectivas que amplían y transforman los significados simbólicos, emocionales y referenciales del relato.
La realidad multiforme e inabarcable se expresa o se manifiesta en el relato de Somers a través de la simultaneidad de tipos de discursos (en lo que Batjin llama heteroglosía, dialogismo, mosaico de citas), de géneros literarios y modelos narrativos que dialogan entre sí como en un collage: el discurso filosófico, el discurso bíblico, lo fantástico, lo autobiográfico, la parodia, la retórica realista. Una combinación sorprendente que dificultaría la clasificación de la novela. Novela de vanguardia, novela experimental. O algo más, una construcción artística que utiliza las herramientas de la vanguardias para ofrecer una visión del mundo profunda y completa a través del uso de discursos del pasado en nuevos contextos.
Para facilitar una posible lectura, la novela se divide en cuatro propuestas narrativas:
1) La transcripción literal de El libro de Tobías del Antiguo testamento.
2) La declaración de una niña huérfana ante un comisario tras un intento de suicidio después de haber padecido la muerte de su madre adoptiva y la violación por parte de sus hermanastros (contada en el registro de lo autobiográfico)
3) Se inserta un viejo recetario de cocina.
4) Por ultimo, los rollos de Asmodeo, un apartado que aporta una visión paródica de la historia de Tobías (representación de la familia y de la comunidad que cuida de sí misma). Escrito en voz de un loro, encarnación del demonio judío.
No sucede con otras novelas, pero en este caso la portada es inseparable del texto, que se enfrenta, responde o crece a partir de la foto de la portada. La misma autora explica cómo sucedió en una entrevista con Elvio Gandolfo:
Es una fotografía de una niña muy especial, fotografía que su modelo me regaló ya en edad adulta. Al colocarle el sombrero de hombre, el moño de librepensador, un rollo de papeles en la mano, el antiguo fotógrafo cumplió con lo suyo, la interpretación plástica del ser. Al descubrir, sobre la base de algunos relatos fragmentarios, el sufrimiento humano que había detrás de ese retrato, puse lo mío propio, la recreación. Temo a esa nouvelle, La autora enfermó gravemente desde una salud exultante,. Una especie de maldición faraónica. El relato se desplegó tan naturalmente que pareció llevarme de la mano pro los meandros de la invención. No volví a releerlo jamás".
El título, como apuntábamos, hace una referencia paródica o reactiva al nombre de Dickens (y al universo de símbolo que este autor representa). Oliver Twist de Dickens es una de las primeras novelas sociales escritas por el escritor inglés y habla, igual que la novela de Somers sobre la orfandad y la pobreza. Parece que la fotografía de la niña resonó en la creatividad de Somers como una historia de aires dickesianos y porteños, pero su 'narratio', es decir, la enunciación, el desarrollo del relato, avanza con un discurso posmoderno: roto, complejo, auto-párodico, violento consigo mismo, crítico, cínico, poliédrico, circular, laberíntico, hermoso, engañoso, bello, terrible, inocente, cruel, desorientador, confuso...
Desde la práctica intertextual, Armonía Somers propone en Un retrato para Dickens un estado de incertidumbre sobre muchas de las categorías tradicionales de la literatura: la autoría, la capacidad de referencialidad del lenguaje, la linealidad de la escritura... una novela que arranca desde lo narrativo puro (la retórica realista) para cuestionar lo preconcebido como 'literario'.
Más información:
ETERNA CADENCIA: Las trampas de la cazadora. Armonía Somers 70 años después
El eterno retorno de Armonía Somers, un tesoro oculto de la literatura uruguaya
Un retrato para Dickens. Mirada crítica sobre la condición humana.