El título del poema hace referencia a la obra de Jenofonte, que narra la Marcha de los Diez Mil, pero es un término griego que significa "subida o expedición hacia el interior". Así, somos libres de entender que la idea de aventura, de viaje aparece en el libro de Perse no como algo concreto sino como una abstracción sugeridora abierta a la idea de la conquista de sí mismo. Porque todo viaje literario es un viaje simbólico.
Comparto el prólogo del poeta T. S. Eliot a su traducción de Anábasis:
En cuanto a mí, una vez atraída mi atención al poema gracias a un amigo en cuyo gusto confío, no hubo necesidad de un prefacio. No necesité que me fuera señalado, tras una primera lectura, que la palabra 'anabásis' no sostiene una referencia particular con Jenofonte ni con la Marcha de los Diez Mil, ninguna referencia particular con respecto a la Asia Menor; y que ningún mapa de sus migraciones podría ser dibujado. El Señor Perse ha utilizado la palabra Anábasis en el mismo sentido literal en el que el mismo Jenofonte la usaba. El poema es una serie de imágenes de migración, de conquistas de vastos espacios sobre los despojos asiáticos, de la destrucción y fundación de ciudades y civilizaciones de todas las razas y épocas del antiguo Oriente.
Podría, pienso, recuperar dos nociones del Sr. Fabre que quizás resulten útiles al lector de esta traducción. La primera es que cualquier obscuridad del poema, en las primeras lecturas, se debe a la supresión de los “vínculos en la cadena”, de toda materia explicatoria o de conexión, y no a la incoherencia o al amor por los criptogramas. La justificación de tal abreviación en el método radica en que la secuencia de imágenes coincida y se concentre en una sola e intensa impresión de las civilizaciones barbáricas. El lector tiene que permitir que las imágenes caigan en su memoria sucesivamente sin preguntarse a cada momento sobre su raciocinación singular; así, al final, se producirá un efecto total.
El poeta mexicano Octavio Paz decía de Perse: "Celebración del lenguaje, la poesía de Perse es un regreso al origen del poema: el himno. Exclamación ante la vida, aprobación del existir, elogio".
Ya escribí sobre el poema en el año 2013 (la primera vez que lo leí) y no pude profundizar mucho en el poema porque a pesar del gran impacto que me causó, no sabía qué decir del texto. Hoy me pasa lo mismo. Solo que la belleza del texto y el poder de su materia poética es más evidente y más significativa para mí, diez años después (diez años de vivencias y lecturas):
Las armas de la mañana son bellas y el mar. A nuestros caballos, entregada la tierra sin almendras, les vale este cielo incorruptible. Y el sol no es nombrado, pero su pujanza está entre nosotros y el mar en la mañana como una presunción del espíritu.
(Releí este fragmento en la playa de Sain Malo, un día en el que la luminosidad del verano obligaba a cerrar los ojos)
Lo hermético y el tono bíblico (y el hecho de simultanear la lectura del poema con los evangelios) me sugirieron esta vez que el extranjero era un profeta que anunciaba la conquista del espíritu y la civilización, el paraíso interior. No obstante, faltaría explicar cómo sus oraciones se transforman en un objeto de arte que vibra a nuestra misma frecuencia como si hubiéramos sabido siempre lo que nos dice, pero al mismo tiempo, ordenado de un modo novedoso que nos presenta el mundo que conocemos como si nunca lo hubiéramos mirado bien, como si se construyera a medida que Perse escribe y, entonces, solo tuviéramos un ligero recuerdo del mundo que hemos experimentado hasta ahora. Pero son palabras que al escribirlas empequeñecen el texto.
Sobre Anábasis y John Persé:
Circulodepoesía.com (sobre Eliot y Persé)
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