Kavafis dijo en cierta ocasión: "a veces pasa por mi cabeza la idea de escribir sobre mi vida amorosa. ¡Aún no lo he hecho! ¡Los prejuicios son tan grandes"...
Y resulta curioso, porque da la impresión de que en realidad no hizo otra cosa sino escribir sobre su vida amorosa: la que vivió o la que le gustaría haber vivido, la que experimentó y la que imaginó.
Eso sí, nunca lo hizo en primera persona. Kavafis es el poeta que más lejos ha llevado el correlato poético, es decir, la utilización de un personaje (histórico o imaginario) como medio de expresión de sus obsesiones: el deseo sexual, el paso del tiempo y la decadencia histórica y personal.
El amor y el deseo, salvo una o dos excepciones, siempre prohibido y recordado y por su puesto, siempre entre hombres, lo que le ha llevado a convertirse en una especie de icono homosexual. Aunque en la compresión de su obra, precisamente por la sinceridad del poeta y su expresión sin tapujos, poco importa la dirección de sus deseos. Lo contrario, por ejemplo, de poetas como Cernuda o Walt Whitman, en los que la homosexualidad y su autocomprensión se convierten en elementos indispensables (quizás no tan indispensable, vale) para entender su proceso creativo.
El paso del tiempo y los deseos insatisfechos, aunque sea un tópico gastado, suponían para el poeta alejandrino una presión de la que no podía deshacerse. Como en el poema de las velas en el que consigue fácilmente descorazonar al lector con la rapidez y la irreversibilidad del transcurrir del tiempo. Cada paso que damos es un paso hacía la muerte, hacía la vejez y sí, aunque en el poema Ítaca idealiza la vejez como un "por fin la sabiduría y la paz interior", dice Kavafis "aprovecha el viaje hacía Ítaca" y parece que sea el consejo de alguien que no lo hizo.
Y respecto a su refinada cultura grecolatina, Kavafis compuso, principalmente, poemas no sobre los grandes momentos históricos, sino sobre su decadencia, como Esperando a los bárbaros, poema de indescriptible belleza, bastante actual aujourd'hui.
También su maniático perfeccionismo estilístico para eliminar todo tipo de retórica y decoración, su estilo testimonial cercano, tan dramático... todo eso...
... pero además, Kavafis fue el segundo poeta que me habló (el primero fue este) y el que me enseñó a leer a otros poetas, porque a veces la poesía es algo que permite, a quienes no pueden hacerlo de otro modo, vivir intensamente. Pocos "vividores" al uso han sido buenos poetas.
...
Nada me retuvo. Me liberé y fui
hacia placeres que estaban
tanto en la realidad como en mi ser,
a través de la noche iluminada.
Y bebí un vino fuerte, como
sólo los audaces beben el placer.
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