martes, 29 de octubre de 2013

La posmodernidad. Edición a cargo de Hal Foster.


El posmodernismo es una teoría que plantea el fin de la edad moderna, es decir, del proyecto social que nace con Descartes y Newton y la Ilustración y que para muchos sociólogos muestra sus primeros rasgos de agotamiento en los años sesenta del siglo veinte, justo cuando la sociedad de consumo comienza a mostrar su cara más agresiva...

Si era a través de la razón como la sociedad moderna se relacionaba con el entorno, "pienso, luego existo", parece que para los nacidos en los ochenta habría que cambiar la frase por "siento, luego existo". Lo sensacional (rechazo a la profundidad y defensa de la percepción superficial), el individualismo sometido a la comunidad y la necesidad de permanecer en contacto, rasgos posmodernistas, son los requisitos para que la sociedad de consumo germine y haga con el ciudadano lo que quiera. El joven posmoderno es rupturista, pero la sociedad posmoderna es, también, la criatura del capitalismo, su hijo. Víctima y vulnerable. 

Con defensores y descontentos y con gente que parece no darse cuenta, el cambio está ocurriendo ahora mismo en occidente: la ruptura es cada vez más evidente. El rechazo al relato de la edad moderna también. Lo que este cambio produzca nos sorprenderá (para bien y para mal) a todos, porque lo único claro es que no será como nosotros queramos que sea. 

Este libro, La posmodernidad, recoge varios artículos de pensadores como Habermas o Baudrillard, entre otros, donde reflexionan críticamente sobre distintos aspectos relacionados con esta ruptura y sus consecuencias sociales y culturales, que tienden a derivar en un nuevo modo esquizofrénico de espacio y tiempo, frente al modo único y retrógado de la modernidad.  

En su articulo La modernidad: un proyecto incompleto, Habermas, plantea precisamente lo contrario: una modernidad que ha completado un círculo. En cierto sentido, una modernidad cuyas propuestas, el individualismo, el proyecto personal independiente supeditado al proyecto social, generaba las bases sobre las que se desarrollaría su enemigo, el posmodernismo, la duda sobre el relato único y el ciudadano liberado de está única verdad.

Incluso en el terreno artístico, el divertido intento de alagar la modernidad, las vanguardias, también se agotó. Como dice Habermas: "quien se considere vanguardista puede leer su propia sentencia de muerte".

Por otro lado, decíamos que la posmodernidad supone una ruptura, y en este sentido el posmodernimo más importante cual será sino el feminismo, entendido como crítica radical de los discursos dominantes del hombre moderno.



En El discurso de los otros: las feministas y el posmodernismo Craig owens, propone el feminismo como un acontecimiento político y epistemológico que plantea el fin de la modernidad. Político porque desafía el orden de la sociedad patriarcal, epistemológico, porque pone en tela de juicio la estructura de sus representaciones. 

Lo cierto es que el advenimiento de la posmodernidad señala una crisis en la función legitimadora de la narrativa, en su habilidad para obtener consenso a través de la cultura. Porque ¿qué función tuvieron esas narraciones si no fue la de legitimar la misión que se adjudicó el hombre occidental de transformar el planeta a su propia imagen? 

En Postmodernisdad y sociedad de consumo, Frederic Jameson plantea una pregunta interesante para todos los artistas y sobre todo, los escritores. Si la muerte del sujeto es un hecho, el fin del individualismo como tal casi una amenaza, si la experiencia y la ideológica del yo único está terminada, agotada, entonces ya no está claro qué se suponen que hacen los artistas y escritores del presente periodo. Picasso, Proust y Eliot ya no funcionan puesto que ya nadie tiene esa clase de mundo y estilo único, privado que expresar o enriquecer.

Esto no es tan trágico en realidad. Puede ser peligroso ya que el capitalismo y la sociedad de consumo potencian las características más alienables del posmodernista... pero en este sentido, el arte contemporáneo y la sociedad posmoderna serán un arte y una sociedad de una nueva manera. Y la revolución, cuando llegue de verdad, lo será para todos; más aún, esto significa que uno de sus mensajes esenciales implicará el necesario fracaso del arte y la estética, el fracaso constante de lo nuevo. 







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miércoles, 23 de octubre de 2013

De la simple existencia (II). Wallace Stevens.


Originalmente Of mere being. Lo digo porque al traducir "being" por "existencia" quizás se pierda el componente de sucesión, de estar ocurriendo, que en cierto sentido enriquece la obra.

Es la segunda vez que escribo sobre esta antología, porque en realidad en la primera lectura no entendí absolutamente nada salvo que había un todo y un nosotros, y sus relaciones a veces eran confusas y otras completas y totalizadoras.

Se le llama poeta de la imaginación, a Wallace Stevens, y se le aleja de la realidad y en cierto sentido se le quita, así, importancia a lo que intentaba transmitirnos, como si hablase de un mundo propio, autista, ajeno a la "realidad de los demás".

Pero diría yo que todos los poetas son poetas de la imaginación (porque todo ocurre en su interior, la vida que creen iluminar es una limitación impuesta por sí mismo) y al mismo tiempo lo son también de la experiencia más concreta, palpable. Todos. Porque no hay que olvidar que la experiencia -en el caso de poetas de cierto alcance-, como decía el mismo Wallace, es mucho más amplia que "la realidad".


Es poeta y americano, si no, se le consideraría un místico, o algo parecido. O uno de esos poetas que se acercan a lo que Huxley llamó la filosofía perenne, que no es más que una percepción más o menos conflictiva sobre la similitud entre lo externo y lo interno. Y sobre eso y no otra cosa escribe Wallace, utilizando siempre elementos y conceptos cada vez más concretos a medida que sus visión se amplia y se alejaba de lo que la mayoría comprende dentro de lo comprobable.

Un poeta que en lo abstracto habla sobre como vemos las cosas y cómo podríamos verlas y cómo las ven los otros, y que en lo concreto propone una serie de imágenes y conceptos tan sorprendentes y creativos que hacia sonrojarse a los demás poetas de su generación.

Un poeta de poetas, verdaderamente.



Variaciones sobre un tema de Williams.


Es una extraña valentía
la que me ofreces, estrella antigua.

¡Brillando sola en el alba
de la que no formas parte!


I

brilla sola, desnuda, como el bronce
en el que no se refleja ni mi cara ni parte
alguna de mi ser, como el fuego que nada refleja.


II

No formes parte de una humanidad
que te baña en su luz.
No seas una quimera matinal,
mitad estrella, mitad persona.
No seas una inteligencia,
igual que un pájaro de viuda
o que un viejo caballo.


Fabliau de florida

Barca de fósforo
sobre la playa de palmeras.

Adentrarte en el cielo,
entra en los alabastros
y los tristes azules de la noche.

Son uno espuma y nube.
Los sofocantes monstruos de la luna
se disuelven.

Llena tu negro casco 
con la blanca luz de luna. 

Nunca tendrá final
este sordo oleaje.


Té en el palacio de Hoon

No porque yo, de púrpura, bajase
por el final del día a través del que llaman 
el aire solitario, no por eso dejé de ser yo mismo.

¿Cual fue el ungüento que roció mi barba?
¿Qué himnos resonaron cerca de mis oídos?
¿Qué mar en su corriente me ahogó?

Los dorados ungüentos llovieron de mi mente,
mis oídos crearon los signos que escuchaban.
Yo mismo fui la brújula del mar:

Yo fui el mundo en que anduve, y lo que vi
o sentí o escuché venía de mí mismo;
y me encontré a mí mismo más real, más extraño. 




Trece maneras de mirar un mirlo


I

Entre veinte montañas nevadas,
lo único en moverse
era el ojo del mirlo.


II

Era yo de tres opiniones,
como un árbol,
en el que hay tres mirlos.


III

El mirlo daba vueltas con los vientos de otoño.
Era sólo una parte de aquella pantomima.


V

No sé lo que prefiero,
si la belleza de los acentos
o la belleza de las insinuaciones;
si el pájaro silbando
o lo que viene luego. 


VIII

Yo de acentos nobles
y de lúcidos, irresistibles ritmos;
se también, sin embargo, 
que el mirlo forma parte de lo que sé.


IX

Cuando el mirlo volaba más allá de mi vista
señalaba los límites
de uno de los múltiples círculos.


XI

Viajaba por Conneticut
en carroza de vidrio.
Una vez,le entro miedo
al confundir la sombra del carruaje
con mirlos. 


XII

El río se mueve.
El mirlo debe estar volando. 


XIII

Toda la tarde era crepúsculo.
Nevaba
y también nevaría.
El mirlo se posó
en las ramas de un cedro.


El sol de este marzo (de mis preferidos)

La brillantez de este temprano sol
me recuerda lo oscuro que me he vuelto. 

Ilumina de nuevo las cosas que cambiaban
a un oro de ancho azul, y que eran parte

de ánimo mudable en un ser más antiguo.
También eso regresa con el aire de invierno.

El frío es nuestro medio y el aire del invierno
trae voces que parecen leones acercándose.

¡Oh rabino, rabino, defiende mi alma y sé
genuino sabio de esta naturaleza!



Acerca de los pájaros brillantes y azules y del sol festivo.

Algunas cosas, niño, son así,
súbitamente alegres, en sí mismas,
así somos tú y yo, oh miserable ser.

Cosas por un momento alegres, que son parte
de un elemento, el más justo para nosotros,
en el que pronunciamos la alegría como palabra nuestra.

Es así, imperfectos, y con estas
cosas, conocedores de la felicidad, sin haber aprendido,
como somos alegrementes nosotros mismos.

Sin esfuerzo mental, allí, en ese elemento,
sentimos, casi aparte, por un momento, como
si hubiese una brillante scienza ajena a nosotros.

La alegría que es ser, no tan solo saber,
la voluntad de ser, ser en total confianza,
provocando una risa, un acuerdo, por sorpresa.




De la simple existencia.

La palmera al extremo de la mente,
se eleva más allá del pensamiento
en la extensión de bronce.


Un pájaro de plumas doradas
canta allí una canción extranjera,

no destinada al hombre sin sentimiento humano.

Entonces tu comprendes que no es esa la razón

que nos hace felices o infelices.
Canta el pájaro. Sus plumas resplandecen.

La palmera está al borde del espacio.

En las ramas se mueve el viento lentamente,
el plumaje del pájaro pende llameante.


Y luego algunos de sus aforismos recogidos en Adagia.


La literatura es la parte mejor de la vida. A esto parece necesario añadir que siempre que la vida sea la mejor parte de la literatura.

Un poema es un meteoro.

El arte implica mucho más que sentido de la belleza. 

La poesía es una forma de melancolía. O mejor: en melancolía es una de las autres choses solatieuses.

Lo real es sólo la base. Pero es la base.

El poema se revela sólo al ignorante. 

En poesía debes amar las palabras, las ideas, las imágenes y los ritmos con toda tu capacidad para amar cualquier cosa. 

Lo que vemos en la mente es tan real para nosotros como lo que vemos con los ojos. 

La poesía debe ser irracional. 

Se lee poesía con los nervios. 

El poeta es el intermediario entre la gente y el mundo en el cual la gente vive, y también entre la gente y él mismo; pero no entre la gente y algún otro mundo. 

La ética no forma parte de la poesía mas que de la pintura. 

Como la razón destruye, el poeta debe crear. 

El realismo es una corrupción de la realidad.

Todos los hombres son asesinos. 

El pensamiento tiende a formar charcas.

La ignorancia es una de las fuentes de la poesía.

La poesía es un faisán que desaparece en la maleza.

El poeta representa la mente en el acto de defendernos de ella.

La imaginación aplicada a mundo entero es insípida comparada con la imaginación aplicada a un detalle. 

La poesía es una respuesta a la necesidad diaria de arreglar el mundo. 

Los grados de la metáfora: el objeto absoluto ligeramente ladeado es una metáfora del objeto. 

Todo el impulso de la mente se dirige a la abstracción.

A la larga, la verdad no importa. 









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sábado, 12 de octubre de 2013

Santuario. William Faulkner.



Desde el punto de vista formal no es solo perfecta, Santuario, es asombrosa. Pero también comprende uno que Faulkner nunca le hablase de esta novela a sus hijos ni a sus nietos. Sentía cierta aversión por el libro. Por la historia que se cuenta en él y que Faulkner imaginó. Como si hubiera sido un mal sueño o una pesadilla.

Se sabe que Faulkner no escribió esta novela por "la necesidad vital de escribirla". Justo después de publicar El ruido y la furia sin pensar en el éxito o el fracaso, como un artista comprometido con su obra, estaba pasando ciertos apuros económicos y aprovechó su reciente fama para escribir un libro a gusto del público con el único objetivo de ganar algún dinero

El genio libre y sin control puede crear obras enormes, totalizadoras y sublimes; pero también el genio encorsetado, controlado por otros o al servicio de una idea, es capaz de dar luz a creaciones perfectas en lo concreto, comunicativas y entendibles por todos. El primer caso podría ser El ruido y la furia, el segundo Santuario.


No obstante, no creo que tenga nada que ver con la sensación de haber prostituido sus principios artísticos la aversión que Faulkner sentía por Santuario. La historia que narra es tan terrible que seguramente se odiase por haberla escrito. Por el hecho de que el encuentro entre de Popeye y Temple Drake hubiera nacido en su interior. En su interior o en el subconsciente colectivo que Faulkner pudo descifrar intuitivamente.

Faulkner lo dijo: "quise inventar la historia más horrible que pude imaginar". El resultado fue demasiado desagradable para el escritor y para el editor que se negó a publicarlo sin censura. Pero también lo fue para la sociedad americana bien pensante que no podían aceptar que algo así estuviese tan cercas de sus hijas universitarias o que ellos mismo formaran parte de todo eso.


Creo que se le adjudica a Flaubert la frase que proclama a la literatura como más real que la realidad, o algo parecido. Aunque parezca la frase sonora y paradójica de un exaltado, no deja de ser cierta (al menos en algunos aspectos): la literatura forma parte de la realidad, por lo que es real, pero además profundiza en ella, por lo que es "más real". Es como la filosofía o la ciencia o la espiritualidad, una de las herramientas de que disponemos para encontrarnos a nosotros mismo en el entorno.

Bueno, y a qué venía esto. Venía a que el horror que encierra esta novela no puede ser real de ningún modo. Aunque es cierto que todos los días ocurren tragedias mucho más terribles, arbitrarias y dolorosas, nunca aparecen dispuestas de un modo tan poético -no exento de belleza- y tan bien encajado como en Santuario. Por eso "no puede" ser real.

Esta novela, escrita desde la lógica realista, incluso naturalista, encaja, en realidad, con el lenguaje de los sueños en el que imágenes inconexas se alían con la fuerza del simbolismo. Una novela que no debe entenderse como real o verosímil (aunque lo sea), sino como una pesadilla en la que el sexo, el deseo, la violencia impune del individuo y de las masas y las presiones sociales se presentan cargadas de connotaciones y sugerencias.






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sábado, 5 de octubre de 2013

Anábasis. Saint-John Perse.


Perse era demasiado culto, demasiado universal para ser un poeta corriente. Todo tenía importancia para él: el conocimiento de la flora antillana, el Derecho Romano o las ultimas estadísticas macro-económicas. Pero su sabiduría no la encontró en los libros, precisamente. Su formación fue algo más profunda y directa: la experiencia personal, los viajes y la curiosidad.

Perse sentía una extraña fobia por los libros. Cuentan que cuando en 1899 su familia se trasladó desde la Guadalupe a Francia, durante la operación de carga y descarga en el puerto Pointe-á-Pitre, los nueve enormes cajones recubiertos de zinc que contenían la esperada biblioteca familiar cayeron y se hundieron en el agua. La compañía de seguros ordenó rescatar los cajones pensando que el embalaje metálico protegería el cargamento, pero cuando las cajas llegaron a su destino y las descargaron en el patio de la residencia de los Perse, parece ser que despedían tal olor que tuvieron que llamar a los bomberos. Una masa informe en plena fermentación. De toda la biblioteca solo se salvó la primera página de Las Flores del Mal de Baudelaire. Fue tanta la tristeza que el poeta vio en la cara de su padre que desde entonces siempre desconfió de los libros.

Aún así, demasiado sabio Perse, aunque él mismo definía su sabiduría como "hostilidad a la cultura".


Por algo la obra de Perse flota en la historia sin precedentes claros, fuera de la corriente de la poesía contemporánea, más cerca incluso de la Iliada que de la Odisea

Poesía hermética y totalizadora al mismo tiempo. Es curioso que muy alejado de las intenciones rupturistas de los "ismos" que dominaban la poética de su época, el mismo Andre Breton quería sumarlo a las filas del surealismo. No obstante, Anabásis es casi un viaje al interior de la conciencia colectiva en un periodo imaginado de fundación de las sociedades. 

"El poeta -dice Perse- tiene el perfecto derecho, e incluso el deber, de ir a explorar los más oscuros dominios; pero cuánto más lejos va en esta dirección, más debe emplear medios de expresión concretos. Cuanto más lejos penetra en el dominio irracional o místico, más obligado está a expresarse por medios reales, incluso extraídos de su vida experimental. Tened los pies en el suelo y construid con todo eso una obra fuera del tiempo, fuera del lugar, edificada en esta re-creación".

Puede también que este complejo poema que nos traemos entre manos, publicado en 1942, sea uno de los poemas claves del siglo XX. Sin duda uno de los que mas influencia han ejercido posteriormente, sobre todo en la poesía anglosajona a través de Eliot. Valgan algunos de sus admiradores: el mismo Eliot, Walter Benjamin, Valery, Proust, Gide, Apollinaire, Rilke, Breton, entre otros...

El término que da titulo al libro no tiene nada que ver con el otro Anábasis del historiador griego Jenofonte. Etimológicamente Anábasis significa "expedición hacia el interior" y también "ir en silla de montar". Un doble significado que expresa los dos contenidos esenciales del poema: el viaje interior hacia el conocimiento y la concepción del ser humano como extranjero eterno.

Solo una vez se refirió Perse al poema en prensa fue en 1960 y dijo: "Anábasis tiene por objeto el poema de la soledad en la acción. Tanto la acción entre los hombres como la acción del espíritu hacia el otro y hacia mí mismo. Yo quise hacer la síntesis, no pasiva sino activa, de los recursos humanos. Pero no se trata en poesía de temas psicológicos por medios abstractos. Fue preciso "ilustrar": es el poema más cargado de concreto...". El poema épico contemporáneo.

(La traducción de la edición de Visor deja mucho que desear o quizás es que este poema no puede traducirse. En fin, si podéis leerlo en Francés.)



III

El hombre sale a la cosecha de cebada. No sé qué habló tan fuerte sobre mi techo. Y he aquí que estos reyes se han sentado en mi puerta. Y el embajador come en la mesa de los reyes. (¡Que mi grano les alimente!) El verificador de pesas y medidas desciende por los ríos enfáticos con toda clase de restos de insectos. Y de briznas de paja en las barbas. 

¡Bien! ¡Nos dejas perplejos, Sol! ¡Nos has dicho tales mentiras! ¡Instigador de problemas, de discordias! Repleto de insultos y de escándalos ¡Oh, sedicioso, haz estallar la almendra de mi ojo! Mi corazón pía de alegría bajo las magnificencia de la cal. Canta el pájaro: "¡Oh, vejez...!", ¡por sus lechos van los ríos como gritos de mujer y este mundo es más bello que una piel de morrueco pintada en rojo! 

¡Más amplia la historia de esa hojarrasca en nuestro muros, y el agua más pura que en los sueños, gracias, gracias le sean dadas por no ser un ensueño! Mi alma está plena de mentira, como el mar fuerte y ágil bajo la vocación de la elocuencia. El olor poderosos me rodea, Y la duda se eleva sobre la realidad de las cosas. Pero si un hombre tiene por agradable su tristeza ¡que lo exhiban de día y mi opinión es que lo maten, si no habrá una sedición. 

Mejor dicho: te advertimos, Retórico, sobre nuestras ventajas incalculables. ¡Los mares culpables en los estrechos no han conocido juez más riguroso! Y el hombre entusiasmado con un vino, llevando su corazón zumbador y feroz como un pastel de moscas negras, se pone a musitar: "... rosas, purpúrea delicia: la vasta tierra de mi deseo, ¿quién establecerá los límites esta noche...?" Y un tal, hijo de tal, hombre pobre, llega al poder de los signos y los sueños. 

 "Trazad rutas por donde habrán de irse las gentes de toda raza, mostrando ese color amarillo del calcañal: los príncipes, los ministros, los capitanes de voces amigdalianas; aquellos que hicieron grandes cosas, y aquellos que ven en sueños esto o lo otro... El sacerdote ha presentado sus leyes contra el gusto de las mujeres por las bestias. El gramático escoge el lugar de sus disputas al aire libre. El sastre cuelga de un viejo árbol un traje nuevo de bello terciopelo. Y el hombre aquejado de gonorrea lava su ropa en el agua pura. Hacen quemar la hez del enfermizo y su tufo llega al remero en su barco, un olor que le deleita".

El hombre sale a la cosecha de la cebada. El olor poderoso me rodea, y el agua más pura que en Jabal tiene rumor de otro tiempo... En el más largo día del año calvo, elogiando la tierra bajo el herbaje, yo no sé quién ha seguido tan estrechamente mis pasos. Y los muertos bajo la arena y la orina y la sal de la tierra son ya como cascabillo cuyo grano fue arrojado a los pájaros. Y mi alma, mi alma vela ostentosa a las puertas de la muerte...

- Más dí al príncipe que calle: ¡clavado en la lanza, entre nosotros, este cráneo de caballo!






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