sábado, 13 de julio de 2013

Misterios. Knut Hamsun.



Decía Anaïs Nin que ella era el viajero Johan Nagel. Y la verdad es que es fácil identificarse con el protagonista de esta novela: en realidad, nadie en concreto y a veces un poco todos en nuestros peores momentos. En concreto: un joven de 30 años del que no sabemos nada más que su nombre y su comportamiento, que unos definirían como excéntrico y otros como enfermizo.

En cierto sentido Johan Nagel representa algo que todos hemos querido ser alguna vez en nuestra vida. -estoy seguro-: un punto de partida. "Alguien" a quién le ha pasado "algo" que, en cierto sentido, le permite iniciar un proceso de muerte y resurrección.

Aunque aparentemente nada diga lo contrario, y el discurso sea casi naturalista, Misterios no es una novela sobre los comportamientos sociales de sus contemporáneos, no es la descripción de un modo de vida y sus contrastes. Tampoco es una novela de tesis. No plantea ni propone nada. Misterios es una inmersión en el subconsciente a través del sueño. 



Me explico. 

Cuando Johan Nagel pisa el puerto de un pequeño pueblo Noruego, entra en un mundo de simbolismos y correspondencias que nada tiene que ver con las leyes de la lógica y la física. En este pueblo en el que Nagel ha llegado casi de la nada como un recién nacido, se enamorará, sentirá compasión, odio, felicidad, tristeza y miedo y convertirá cada pequeño hecho cotidiano en un misterio, en una interrogación por resolver. Como en un sueño en el que todo tiene un significado y un por qué y lo sabemos, pero no somos capaces de resolver el enigma. 

Un camino de autoconocimiento. O como mínimo, un viaje al interior de la conciencia con todo lo que eso supone. Pero también podríamos hablar del desgaste de la energía del individuo en una sociedad o un sistema que no le acepta. Y también del misticismo: sobre percibir y entender el mundo como procesos que dependen unos de otros, a veces incomprensibles.    

Por eso, al leer Misterios, de primeras, solamente podemos sentir un extrañamiento, como al despertar de un sueño. Pero no debemos olvidar que la mayoría de las veces los sueños dicen cosas importantes. 


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