Si me pusiera a explicar el contenido de este libro no encontraría palabras, porque de hecho nadie las ha encontrado todavía. Podríamos entrar en el divertido mundo de las paradojas taoístas y decir que el libro trata sobre el vacío de un cuenco o sobre la acción implícita en la no acción, en fin.
"Puedes nombrar los nombres, pero no el nombre eterno".
La Filosofía Perenne es un bello y sugerente ensayo sobre el misticismo, un compendio de todas las religiones buscando algo verdadero entre lo que todas tienen en común, la comunión con la naturaleza y algo más, el hecho en sí, difícilmente explicable, de que formamos parte del universo.
Ya he dicho que podía sonar ridículo, pero, ¿No es cierto que ya el mismo Lao Tse o San Juan de la Cruz encontraron problemas para explicarlo? Puedes personificarlo y llamarlo Dios, o simplemente Brahma o Tao, para nombrar aquello que no conocemos, pero me da la impresión de que algunos poetas lo entendieron mejor que nadie:
"La Naturaleza es un templo donde vivos pilares
dejan brotar, a veces, palabras confusas;
el hombre la cruza entre bosques de símbolos
que le observan con ojos familiares".
"Vía Láctea hermana luminosa
de los blancos arroyos de Canaán
y los cuerpos de los amantes
nadadores muertos seguiremos
tu curso hacia otras nebulosas..."
Apolinaire
"Antes de que se apague mi vista
también me gustaría ver-
como otros seres, que tienen ojos
y no conocen otro modo-
pero si me dijeran -hoy-
que podría tener el cielo
para mí -yo os digo que mi corazón
se partiría, por su dimensión".
"Aquella eterna fuente está escondida".
San Juan de la Cruz.
"Ver un mundo en un grano de arena y un cielo en una flor silvestre,
tener el infinito en la palma de la mano y la Eternidad en una hora".
(si tenéis ejemplos de otros poemas los podéis poner en los comentarios y los escribo en la entrada)
Lo cierto es que algunas personas, en todos los tiempos y desde todas las culturas, han llegado a experiencias místicas comunes y las han intentado explicar desde diferentes concepciones ideológicas y culturales. Este punto de encuentro es la Filosofía Perenne y desde que Leibniz hablara de ella, podemos seguir su rastro a lo largo de toda la historia.
Me reitero: si esto lo explico yo, suena ridículo. Hay que leer los textos sin prejuicios (porque seguramente leerás palabras que no te gusten) y entenderlos con algo más que la razón. Por que todos hemos tenido alguna experiencia de este tipo, aunque sea bañándonos en la playa.
Huxley lo explica de un modo sencillo: existe una base inmanente (otra vez palabras para nombrar lo que no conocemos) que está fuera de nosotros, pero nosotros formamos parte de esta base al mismo tiempo, aunque nuestra evolución social nos ha alejado de ella, al menos en esencia. La experiencia mística (incluso poética o artística) se produce cuando descubrimos la base inmanente en nuestro interior, algo que es "nosotros" y al mismo tiempo no lo es. Exactamente la misma explicación que ofrecen los conceptos budistas de Atmá y Brahma.
Dice Huxley sobre la falta de amor, lo que ocurre cuando nos alejamos de la base inmanente, del logos, del Tao.
Nuestras actuales disposiciones económicas, sociales e internacionales están basadas, en elevada proporción, en una organizada falta de amor.
Empezamos careciendo de amor hacia la Naturaleza, de modo que, en vez de procurar cooperar con el Tao o el Logos en los planos inanimados o infrahumanos, procuramos dominar y explotar, desperdiciamos los recursos minerales de la tierra, arruinamos su suelo, asolamos sus bosques, llenamos de basura sus ríos y de vapores venenosos su aire.
De la falta de amor respecto a la Naturaleza avanzamos a la falta de amor respecto al arte, una falta de amor tan extrema que hemos matado efectivamente todas las artes fundamentales o útiles y hemos establecido en su lugar varias clases de producción en masa por medio de máquinas.
Con la producción y distribución en masa va el financiamiento en masa, y los tres han conspirado para expropiar un número siempre creciente de pequeños propietarios de la tierra y los equipos de producción, reduciendo así la suma de libertad entre la mayoría y aumentando en una minoría el poder de ejercer un control coactivo sobre las vidas de sus semejantes.
Esta minoría que controla por la coacción está compuesta de capitalistas privados o burócratas gubernativos o de ambas clases de amos obrando en colaboración —y, por supuesto, el carácter coactivo y, por ende, esencialmente falto de amor es el mismo, sea que los amos se llamen "directores de compañía" o "funcionarios del Estado".
La única diferencia entre estas dos clases de gobernantes oligárquicos es la de que la primera obtiene más poder de su riqueza que de una posición dentro de una jerarquía convencionalmente respetada, mientras que la segunda obtiene más de la posición que de la riqueza. A este fondo harto uniforme de relaciones sin amor, se superponen otras, que varían ampliamente de una sociedad a otra, según las condiciones locales y los hábitos de pensar y sentir.
He aquí algunos ejemplos: desdén y explotación de las minorías de color que viven entre mayorías blancas, o de mayorías de color gobernadas por minorías de imperialistas blancos; odio a los judíos, católicos, masones, o a cualquier minoría cuyo lenguaje, costumbres, aspecto o religión difieran de los de la mayoría local. Y la superestructura que corona la falta de caridad es la organizada falta de amor de las relaciones entre Estados soberanos, una falta de amor que se expresa en la axiomática presuposición de que es justo y natural que las organizaciones nacionales se comporten como ladrones y asesinos, armados hasta los dientes y dispuestos, en la primera ocasión favorable, a robar y matar.
Mientras subsista la organizada falta de amor de la guerra y la preparación bélica, no puede mitigarse, con amplitud nacional ni mundial, la organizada falta de amor de nuestras relaciones económicas y políticas. La guerra y la preparación bélica son tentaciones permanentes a hacer las actuales disposiciones de la sociedad, malas y eclipsadoras de Dios, progresivamente peores, a medida que la tecnología se hace progresivamente más eficaz.
rumi, poeta sufì....poesìa mìstica
ResponderEliminarejm:
Ahí afuera, mas allá de ideas de bien o mal, hay un lugar
Nos vemos ahí.
Cuando el alma yace sobre la yerba
El mundo esta demasiado lleno para hablar de él
Las ideas, el lenguaje, incluso la frase 'cada uno'
No tienen sentido.