miércoles, 10 de octubre de 2012

Los demonios de Loudon. Aldous Huxley.

Una escena de la película Los demonios de Loudun, de Krzysztof Penderecki.
La historia es terrible. Y entre otras cosas, explica que los seres humanos tienen miedo de si mismos. Miedo, al poder que tenemos sobre los demás y por lo tanto, temor de pesar que los demás podrían hacernos lo mismo que nosotros a ellos. Pero también el miedo a traspasar nuestros límites, a llegar un poco más lejos de nuestra conciencia. Justo donde empezamos a perder el control sobre nosotros mismos. 

Si algo tienen en común el triangulo de personajes de esta historia, las posesiones demoníacas de las monjas ursulinas de Loudon en XVII, es que todos tenían miedos y rencores y todos dejaron que sus sentimientos y emociones controlaran sus acciones. Pero demasiado.

Retrato de Urbain Grandier.
Para quien no conozca el caso, lo explico:

En el año 1631, en la ciudad francesa de Loudun, las mojas de un convento de ursulinas, encabezadas por la priora Sor Juana de los Ángeles (busquen sobre ella en google), afirmaron estar poseídas por el demonio y señalaron como responsable a Urbain Grandier, un cura pero también un seductor. Un Don Juan conocido en el territorio por su ambición y su vida poco ejemplar. Acusado de brujería, el proceso, en el que se mezcla la ignorancia, la superstición y sobre todo, las pasiones humanas y la alta política, acaba decidiendo la suerte de Grandier, que muere en la hoguera después de ser torturado brutalmente.

En un triangulo fatal donde se encuentran las peores emociones humanas, la historia se retuerce para que todos los personajes se conviertan en víctimas de los rencores y miedos de los demás. Grandier perdió el control de sí mismo al utilizar la seducción de las mujeres del pueblo para humillar a las autoridades. A Sor Juana de los Ángeles, su deseo carnal por el cura seductor y el rencor por su rechazo le llevo a un estado mental en el que ella misma, como confiesa en sus memorias, no sabía si era el demonio quien la controlaba del todo o, a veces, era ella misma.

Y finalmente, las personas que promovieron la acusación de brujería contra Grandier. Aristócratas, eclesiásticos y políticos que no tuvieron ningún pudor en falsear pruebas y mentir para acabar cruelmente con el hombre que había seducido a sus mujeres.



A través del análisis periodístico de este suceso Huxley plantea su teoría sobre la auto-trascendencia horizontal y la necesidad de salir de nosotros mismos, para evitar el aislamiento y la soledad.

Aquí os dejo un fragmento del texto:


En cuanto al hecho de escapar al espanto de sentirse persona aislada y sola, la mayoría de las personas eligen casi siempre un camino que no es el que va hacia arriba ni el que va hacia abajo, sino un camino llano. Todos se identifican con alguna causa que supera en amplitud el ámbito de sus intereses inmediatos, pero que no es degradantemente inferior y, si resulta que es más elevada solo lo es en el rango de los valores sociales corrientes.

En ese camino horizontal, o casi horizontal, la trascendencia puede darse en virtud de algo tan trivial como una manía o tan estimable como el amor. Puede darse también por la identificación que uno hace de sí mismo con cualquier actividad humana, desde la dirección de un negocio hasta la investigación nuclear, desde la composición de una sinfonía hasta la búsqueda y composición de sellos, desde las campañas de tipo político hasta la educación de los niños o el estudio de las costumbres matutinas de  los pájaros. 

La autotrascendencia horizontal es de la mayor importancia. Sin ella no habría arte, ni ciencia, ni ley, ni filosofía y ni siquiera civilización. Y, ciertamente, tampoco habría guerra ni odium theologicum oideologicum, ni intolerancia sistemática, ni persecución. Esos grandes bienes y esos enormes males son los frutos de la capacidad del hombre para la total y continua identificación con una idea, un sentimiento, una causa.

¿Cómo podemos tener el bien sin el mal, cómo gozar de una elevada civilización, sin saturación de bombardeos y exterminios? La respuesta es que no podemos mantener el bien tan largo tiempo como nuestra autotrascendencia permanece en actitud horizontal. 

Cuando nos identificamos con una idea o con una causa es que nos hallamos de hecho en trance de adoración de algo de tipo domestico, algo parcial y parroquial, algo que, no obstante su nobleza, tiene características excesivamente humanas. El patriotismo, según la conclusión a que llega un gran patriota la víspera de su ejecución, "no es suficiente". Ni el socialismo, ni comunismo, ni capitalismo. Tampoco la iglesia. Todo esto es indispensable, pero ninguna de estas cosas es suficiente.

La civilización exige del individuo una decidida autoidentificación con la inminente causa de la naturaleza humana. Pero si esta autoidentificación con lo humano no va acompañada de un consciente y consistente esfuerzo para llevar a su culminación la autotrascendencia, los bienes conseguidos aparecerán siempre mezclados con males que los contrapesen.

 


.....................

Aquí un poco de publicidad si me permitís.

isolagnosis.blogspot.com.es

www.facebook.com/isolagnosis

No hay comentarios:

Publicar un comentario