domingo, 17 de noviembre de 2013

Poemas y testimonios. Safo.



Su fama ha llegado hasta nosotros como la de los dioses mitológicos y su obra, lo que nos ha quedado, seduce nuestra sensibilidad a través de la historia como si no hubiera transcurrido el tiempo. 

Sobre Safo sabemos poco en realidad. De los nueve célebres libros publicados en Alejandría, solamente nos quedan 168 fragmentos, de los que prácticamente un tercio es intraducible debido a su mal estado. A pesar de todo, la voz de Safo y sus turbulencias emocionales se perciben con una intensidad de la que pocos textos pueden presumir. Parece que la verdadera poetisa todavía quisiera hablarnos. 

Y digo verdadera, porque a Safo la hemos inventado entre todos en Occidente, como parte de nuestra mitología (aunque ella hable de otra cosa que no era occidente). Porque los espacios en blanco entre fragmentos los rellenamos con nuestras pasiones y nuestras vivencias.    

Dice la historia que Safo se rodeó de un grupo de mujeres jóvenes, se llamaban hetarias, compañeras,a las que enseñaba música, poesía y danza. Un día los padres de una hetaria llamada Atti acudieron para llevarse a su hija, aludiendo a ciertas prácticas y costumbres que la poetisa compartía con sus pupilas. Era precisamente la preferida de Safo. Esta desdicha fue para la poesía una gran suerte, pues el dolor de la separación inspiró a la poetisa algunos de los mejores versos de la lírica de todos los tiempos. 

Atti no ha regresado
en verdad, me gustaría estar muerta. 
Al abandonarme ella lloraba.
Lloraba y me decía: ah, Safo,
mi dolor es inmenso, me voy a pesar de ti.
Ah, tu sabes bien cuanto te quiero. 

Como explica Aurora Luque, responsable de la edición, la poesía de Safo nace en el Eros y esto es algo que sabe todo el mundo. Pero un eros que no es solamente sexo y que se proyecta en el presente, el pasado y el futuro impregnando el tiempo, la experiencia y todas las indagaciones y reflexiones de la poetisa.



Por eso mismo su deseo se extiende a su entorno como si se le escapara a través de la piel, a la naturaleza y más allá de la naturaleza, a la sociedad y al sistema. Supera el límite de lo privado y lo interno para abarcar lo colectivo, lo sexual, lo religioso y lo público, envueltos de un modo que nuestra cultura no sabe descifrar... aunque le resulte extrañamente sugerente, como un deseo de lo que debería ser. Suficiente como para pensar un rato. 

Lamentablemente el prestigio del personaje contrasta con la escasa fortuna de sus textos. Pero aún así Safo, para nosotros, es un enigma y así debemos entender los fragmentos de su obra, como una pequeña piedra que encontramos que formó parte una hermosa ciudad, de una civilización, de una cultura.  

Sagrada y hermosa...
la joven...
en torno a...

Al final todo es leyenda en Safo, como si siempre nos incitara a imaginar, es lo que nosotros queramos. Así, la tradición le inventó también una muerte dramática y novelesca, decidiendo que la poetisa acabara su vida arrojándose al mar desde la roca Léucade al verse desdeñada por su amado Faón. 

Dos tradiones se confunden en torno al salto de Léucade: para unos es el lugar donde se suicidaban los enamorados terminales y para otros el gesto tenía propiedades terapéuticas sobre la pasión amorosa. 


El mar por medio.

Desde Sardes 
ella su pensamiento aquí tiene a menudo.

De ti, semejante a una diosa revelada,
tu canto le agradaba vivamente.

Ahora entre mujeres de Lidia sobresale
igual que, cuando ya se ha hundido el sol,
la luna con sus dedos de rosa va envolviendo
todos los astros y su luz se extiende
sobre la mar salina y de la misma forma por los campos
saturados de flor;

Está el rocío hermoso ya esparcido,
y las rosas y el tierno perifollo
y el floreciente trébol ya lozanos.

Vagando acá y allá, ella, de Atis
la dulce al acordarse con deseo, en sus entrañas
tiernas por tu destino se consume:

Que nosotras vayamos hasta allí...
sin comprenderlo, inmenso
resuena el mar por medio.

No es fácil que a las diosas
por tu hermosura que deseo inspira
te puedas tú igualar.

Afrodita
el néctar escanciaba
de una vasija de oro.

Persuasión, con sus manos...

...amigas...


Desesperanza

Fantasía nocturna, que por la negra noche
errante vas con el sueño,

Dulce divinidad: preciso es en verdad que los recuerdos
del tormento mantengan su poder apartado.

me invade una esperanza de no participar
y no aguardo ninguna de las dichas.

Pues si no fuera yo de este talante,
delicias y ...


A ti no voy a renunciar

No es justo, Mica, de tu parte.
Pero a ti yo no voy a renunciar.
Has elegido el amor de las Pentílidas, 
niña de mal carácter. Más nosotras
...un dulce canto...
...de sonido de miel...
...silbadores vientos... 
...húmeda de rocío...


Lotos del Aqueronte

Gongila...

Dije: oh, señor,
no, por la diosa bienaventurada,
nada me procura arriba un placer suficiente,

sino que me invade un deseo de morir
y la orilla escarpada, florecida de lotos, 
cubierta de rocío,
contemplar de Aqueronte. 


Lucero 

Estrella vespertina que traes todo aquello que, radiante, 
la Aurora ha dispersado:
traes la oveja, traes la cabra, llevas lejos
de la madre a su hija.

...

... de entre todos los astro el más bello...


La manzana olvidada

...como la manzana dulce se vuelve roja en la rama,
alta sobre la más alta y olvidada de los cosechadores
-pero no la han dejado por olvido: es que no la pudieron alcanzar...







.....................

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2 comentarios:

  1. Muy interesante tu análisis sobre el deseo en Safo, y muy actual la teoría de que esta pasión si bien parece nacer "de lo íntimo", se condensa finalmente en lo exterior, en lo colectivo...

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    1. Muchas gracias, Rosana. La teoría del deseo de lo íntimo a lo colectivo es algo que expone la poetisa Aurora Luque en su edición de los fragmentos (muy buena, por cierto). Leer a Safo es una experiencia muy interesante, cuestionaba ciertas convenciones entonces, y las continúa cuestionando ahora. Un saludo!

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