miércoles, 28 de diciembre de 2011

Diario de un poeta reciencasado. Juan Ramón Jimenez.


El problema de este libro es que se estudia en los institutos. Se considera una pieza fundamental en el desarrollo de la poesía moderna contemporánea y se les obliga a los estudiantes a realizar extrañas disquisiciones sobre la asombrosa sensibilidad poética del autor. Aunque, en realidad, lo único que consigue el sistema educativo es cerrar las puertas del todo a una futura lectura por placer. Quizás, si su "lectura" no fuese obligatoria, hacía tiempo que el contenido del libro habría perdido cierta relevancia social.

Construido como un engranaje de percepciones anímicas a modo de pinceladas impresionistas, el Diario cuenta  el conocido viaje de novios de Juan Ramón Jiménez a Estados Unidos para rencontrarse con su reciente esposa Zenobria Camprubi. Mientras, se debate entre su miedo por dejar el idílico mundo infantil del pueblo, Moguer, y el deseo de crecer y comenzar una vida adulta, simbolizado por Zenobria. En Juan Ramón esta contradicción (para el resto del mundo cotidiana) adquiere un papel protagonista y potencia su sensibilidad en la identificación con todo lo que le rodea (el mar en el viaje, la ciudad).

Lo curioso del libro es que esta constante identificación entre el mundo, su circunstancia, y la hiperestimulación que provoca un viaje de este tipo, tiene como consecuencia un cambio significativo en el modo poético de Juan Ramón y una liberación estética crucial en el desarrollo de la poesía en castellano. Lo que ya no tengo tan claro es si este ensimismamiento poético merece un lugar en el mundo contemporáneo, porque lo que sí parece evidente es que la palabra poesía tenía un significado diferente en 1916, cuando se escribió este libro, al que tiene a dos días del 2012, cuando se escribe este entrada. Algún día hablaremos sobre esto.  




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sábado, 17 de diciembre de 2011

Cuentos sobre mujeres. Antología de relatos españoles del siglo XIX.


La literatura, el cine o la publicidad  conforman una realidad basada en los deseos, las frustraciones, las aspiraciones y las ideas preconcebidas de quienes la crean. Si la publicidad, por ejemplo, se convierte en un espejo deformado, como una radiografía del alma de una sociedad, la literatura puede serlo de un modo más individual, al pertenecer cada obra a un autor con una circunstancia determinada, aunque evidentemente influenciados por las ideas y el modo de vida de la época en la que vivieron. Tanto para asumir las ideas generales que caracterizan un tiempo como para rechazarlas. Asimismo, la influencia se retroalimenta, las novelas pueden captar las tendencias sin matices ni tonos grises y potenciarlas para que la sociedad las asuma de nuevo, sucesivamente. Pero también pueden plantear una propuesta rupturista que sirva como base a futuros cambios en el paradigma social.

                                         

En esta recopilación de cuentos del siglo XIX, la editora María González Megia, plantea una revisión didáctica del papel de los personajes femeninos en la narrativa realista, analizando su construcción y los estereotipos femeninos puestos en escena por los diferentes autores seleccionados.

Cecilia Böhl de Faber, "Fernán Caballero" - La suegra del diablo.
Gustavo Afolfo Bécquer - El cristo de la calavera.
Rosalía de Castro - Cuento gallego.
Pedro Antonio de Alarcón - La comendadora.
José María de Pereda - El buen paño en el arca se vende.
Gaspar Nuñez de Arce - Sancho Gil.
Emilia Pardo Bazán - La mayorazga de Bouzas.
Benito Pérez Galdós - Celín.
Jacinto Octavio Picón - Elvira-Nicolasa.
Leopoldo Alas, "Clarín" - La reina Margarita.
Juan Valera - Garuda o la cigüeña blanca. 
Armando Palacio Valdés - Los puritanos.




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viernes, 16 de diciembre de 2011

Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Los versos del capitán. Pablo Neruda

                                       

Una vez escuché que la cultura estaba en los quioscos. Quien lo dijo se refería a una sana moda de hace unos años de regalar libros con los períodos. Normalmente colecciones de clásicos fundamentales, clásicos olvidados y clásicos que nunca han sido clásicos. El caso es que gracias esos "regalos", cuando empecé a interesarme por la literatura, pude leer en ediciones horribles -me avergüenzan mostrarlas en público- un gran número de novelas, de libros de poemas, etc. a los que nunca hubiera llegado por mi mismo.

Uno de ellos fue este libro de Neruda, que leí y releí obligándome a que me gustase hasta que un buen día me dí cuenta de que no, de que estos dos poemarios no tenían nada que me atrajera. Tampoco Neruda. 

Partiendo de su aportación a la poesía en castellano -la introducción del surrealismo exuberante en el lenguaje, la libertad métrica y estilista- el contenido de su obra no deja de parecerme demasiado... cómo podría decirlo... parecido a fuegos artificiales. Plasticidad, imágenes impactantes y frases sonoras que esconden el verdadero significado de los poemas. La cosmovisión real del autor que queda sepultada entre el tigre, el condor y el deseo. 



Si T. S. Elliot hablaba de la ironía en la creación poética como un medio para alejar al poeta (la persona física con su circunstancia) del poema, "utilizando la experiencia propia para crear una obra nueva". Neruda pretende que sean su circunstancia y sus emociones la obra misma. El modo Elliot tiene como consecuencia una obra universal, casi anónima, que paradójicamente acerca al autor al público. Mientras que el modo Neruda esconde al verdadero Neruda, nos muestra su "personaje poético" y espera que le aceptemos





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sábado, 3 de diciembre de 2011

Fantomas contra los vampiros multinacionales.



Julio Cortázar pasó de cuestionarse la situación del individuo inadaptado dentro de la sociedad a replantearse si era la sociedad la que impedía que las personas se adaptasen a ella. Descubrió el compromiso social y político, se reafirmó como un activista adoptando los postulados de la izquierda. Algunos criticaron este cambio repentino del individualista Cortázar, por venir acompañado, también, de un cambio a peor en su obra literaria (no así en los cuentos, que mantuvieron su alta calidad hasta el final).

Fantomas es una denuncia sobre los abusos de las multinacionales y un modo de hacer llegar al mundo las conclusiones del II Tribunal Bertrand Russell, en el que el escritor se plantea junto amigos como Octavio Paz o Susan Sontag, cuál es el modo en el que el activismo debe organizarse para evitar los abusos de las grandes empresas. Pero además, Fantomas, es un texto literario que se cuestiona a sí mismo en cuanto a literatura, que juega con la realidad y la ficción, con el metalenguaje, y asimila manifestaciones artísticas populares como el cómic. Hoy día, un texto antiglobalización de culto y un libro en el que cualquier lector, acostumbrado al joven y aislado Cortázar, puede reconciliarse con el comprometido y social Cortázar.





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